El Rey entregó ayer a Rafael Sánchez Ferlosio el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas, con el que el escritor español fue distinguido en su edición 2004 en reconocimiento al conjunto de su obra. Una vez recogido el premio, el escritor español, autor de novelas como «El testimonio de Yarfoz» o «El Jarama», y de ensayos como «Non olet», pronunció un discurso en el que se centró en las nociones de «carácter y destino» y en el que no faltaron las referencias a «El Quijote», de cuya publicación se celebra este año el cuarto centenario, y a la historia y la filosofía universales.
Arrancando de una anécdota vivida durante un paseo con su hija, entonces una niña de corta edad, por el Retiro madrileño, y tomando como punto de partida la obra de Walter Benjamin «Destino y carácter», Ferlosio rastreó el significado de ambos vocablos, ayudándose de lo aportado por autores ilustres como el propio Cervantes, Machado, Ortega y Gasset, Polibio, Hegel, o por pintores como Velázquez o El Bosco. «La sin par naturaleza de Don Quijote estaba en ser un personaje de carácter cuyo carácter consistía en querer ser un personaje de destino», dijo Ferlosio, cuya intervención fue seguida por la de la ministra de Cultura y por la del Rey, que cerró el acto. Don Juan Carlos presidió la solemne ceremonia acompañado de la Reina.
A su lado estuvieron también el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Virgilio Zapatero. Al director general del Libro, Rogelio Blanco, correspondió, en su calidad de secretario del jurado del Premio Miguel de Cervantes, leer el acta de la concesión del premio antes de la entrega del galardón.
Sánchez Ferlosio, de 77 años, nació en Roma, de padre español, el también escritor Rafael Sánchez Mazas, y madre italiana.
Es el trigésimo autor que obtiene este galardón. Instituido en 1975 por el Ministerio español de Cultura, el Premio Cervantes se concedió por vez primera al año siguiente y, según sus bases actuales, no puede ser dividido, declarado desierto ni tampoco concederse a título póstumo.