Michel Bohbot, galerista, poeta y gestor cultural francés relacionado con las Pitiüses desde hace años (tiene casa en Eivissa) continúa ampliando tres iniciativas singulares en torno al concepto de arte para uso restringido. Ediciones artesanales y limitadas a muy pocos ejemplares en colaboración con artistas plásticos y poetas: Editions des Deux Sources y la colección «Près du coeur». Además, su reconocida exposición «Le courrier s'expose», con sobres pintados por 170 artistas de 26 países (algunos de ellos naturales o residentes en Eivissa y Formentera), se presenta, ampliada hasta fin de mes por el notable éxito, en la Bibliothèque Municipale de Sens, al sur de París.
Aprovechando unos días de vacaciones en la isla, presentó a este periódico una nueva obra de Editions des Deux Sources, titulada «Sans titre. Sin título», en la que figuran poemas suyos y de Julio Herranz más una pintura original de Michel Buades en cada uno de los 15 ejemplares de que consta la tirada. «Es una colección impulsada por una biblioteca de la que fui director. Dada la relación que tengo con tantos artistas internacionales, me propuso la idea y me dejó carta blanca para la selección. Escogí cien artistas y terminaremos este año; siempre con textos míos, pocos y cortos. Sólo he compartido edición con cuatro poetas que admiro mucho: Michel Voutot, Arrabal, Antonio Colinas y Julio Herranz», explicó. «Son libros pequeños totalmente artesanales que a veces vendo o regalo a museos de América, interesados en esta iniciativa tan singular y atractiva», añadió.
Bohbot también se mostró entusiasta con la nueva exposición de «Le courrier s'expose». El origen del proyecto nació en 1965 gracias a un sobre pintado de Marc Chagall, que dirigió a Bohbot en muestra de agradecimiento por una iniciativa artística de carácter social. Han pasado 40 años y la colección la integran ya sobres pintados por 170 artistas de 26 países. Desde el pasado 24 de mayo hasta final de mes (en principio tenía que terminar el 9 de julio) se presenta en la Bibliothèque Municipal de Sens, al sur de París. «Cada vez me gusta más orientar las cosas hacía los niños y por eso estoy muy satisfecho de la buena acogida que está teniendo por parte de grupos escolares; ya han pasado algo así como un centenar, más mucha gente adulta también. Es una biblioteca que conozco mucho; el setenta por ciento de sus actividades están dedicadas a la infancia. Cuando puedo, me encanta ir personalmente a explicarles a los niños la muestra y de qué va la cosa; si no, lo hace la directora del museo. Los chicos están muy abiertos y son muy receptivos al arte en general. Yo les digo que sólo hay un arte, con mayúsculas; da igual que sea abstracto o figurativo. Para mí no hay ninguna diferencia entre ambos, porque en los dos campos puede haber inteligencia, arte y religión. Es algo que los pequeños entienden muy bien, a la vez que aprenden geografía de un modo divertido, pues hay sobres pintados de todo el mundo, y algunos son de países remotos y exóticos», precisó.