Los fastos organizados para celebrar el centenario del nacimiento de Antoni Marí Ribas 'Portmany' (de momento, sólo por el Ayuntamiento de Eivissa), no han recibido un beneplácito unánime. Por ejemplo, Vicent Ferrer Guasch, compañero suyo en el Grup Puget (junto a Vicent Calbet y Antoni Pomar), se mostró ayer ante este periódico algo indignado con «el alboroto» que se está organizando con motivo de la efemérides centenaria. «Todo este montaje del centenario me cabrea bastante, porque cuando lo necesitaba de verdad no encontró a nadie. De Portmany se habla mucho ahora, pero a su entierro sólo fueron seis», recordó el veterano pintor. «Fue un caso único en la isla, pero en vida no le hicieron ni puñetero caso», añadió.
Una opinión matizada por el otro miembro vivo del Grup Puget (Vicent Calbet murió en Japón en 1994), Antoni Pomar. «Creo que con el tiempo sí se le ha hecho justicia. Su obra está ya bastante considerada». En cuanto a sus presuntas rarezas, Pomar afirmó que «tenía sus cosas, sí; era de un carácter especial, pero en el grupo había buena relación entre todos». Y su compañero aportó un dato elocuente sobre la personalidad de Portmany: «Cuando empezó no sabía dibujar, pero se empeñó tanto en aprender que no paró hasta ser el mejor dibujante del grupo».
También Ferrer Guasch contó una anécdota reveladora del carácter singular de Marí Ribas: «Yo le organicé una exposición en Barcelona, y un marchante le propuso comprarle todos los cuadros a un precio un poquito mejor. Y la reacción de Portmany fue muy célebre: le dijo que no, que ni hablar, porque de hacerlo perdería mucha fuerza. Figúrate. Es que tenía manía con lo de la fuerza».
Y una tercera aportación para el perfil de tan particular personaje: «Vivía en una especie de gran cueva que había subiendo al Seminario, en la que tenía un almacén con las cosas que iba comprando. Un día mi tío, que era muy amigo suyo, le dijo: 'Mira Portmany' vamos a ir dos o tres a arreglar aquel almacén porque se te va a echar a perder todo lo que tienes allí'; y él volvió a contestar: 'Ca, perdería fuerza'. Y cuando llegó el momento en el que no pudo entrar, cerró la puerta», recordó Ferrer Guasch.