El pintor catalán Chico Prats, de madre ibicenca, falleció el pasado 14 de en enero en su domicilio de Barcelona a los 89 años de edad, aunque esta noticia no trascendió hasta el pasado sábado. Prats había vivido muchos años en Eivissa, durante la Guerra Civil, y gran parte de su obra estaba inspirada en la Isla. De sus lienzos salieron numerosos retratos de gente y paisajes de Eivissa.
A pesar de que su residencia estaba fijada en Barcelona, todos los veranos se desplazaba a su casa de Platja den Bossa, donde tenía su estudio.
Durante los años de la Guerra Civil, frecuentó la sociedad cultural Ebusus, aunque su obra ha sido más reconocida en la Península y Mallorca que en las propias Pitiüses, donde tenía gran arraigo tanto familiar como personal. Fue precisamente fuera de la isla donde expuso en mayor número de ocasiones, especialmente en la galería Jaime III.
Uno de los galeristas con los que compartió una especial amistad fue Gabriel Vanrell, que anteayer lo recordaba como «una persona tranquila, pacífica, que sólo se enfadaba cuando no conseguía plasmar en el lienzo lo que quería». Vanrell también explicó que «Chico Prats veía la pintura a través de la luminosidad de Eivissa, una luz que alternaba con la de Venecia, una luz diferente que le permitía redescubrir el sol balear», lo que confería un fuerte carácter a su obra, muy distintivo. Asimismo, destacó su faceta de «gran conversador», que le granjeó grandes y fuertes amistades. Con su triste desaparición acaba también una forma de entender la relación entre las imágenes de la isla y el arte pictórico.