La vigésimotercera edición del Curs Eivissenc de Cultura del Institut d'Estudis Eivissencs (IEE), Una mirada a la mar pitiusa, comenzó ayer en la Sala de Cultura Sa Nostra con la ponencia L'a erosió de la biodiversitat i com podem frenar-la a cargo del catedrático de Ecología de la Universitat de Barcelona, Joandomènec Ros i Aragonés.
Es un curso de una semana de duración compuesto por ponencias, una mesa redonda, proyecciones de imágenes y una excursión marítima que propondrá a los asistentes reflexionar sobre el estado actual de la naturaleza desde el mundo de la cultura, una unión que es «fundamental», según explicó Ros. «En nuestro país es demasiado común pensar que la cultura va por un lado y la ciencia va por otro, cuando las dos tienen mucho que compartir y que explicarse mutuamente. Pensamos que la ciencia lo puede arreglar todo y que nuestra especie se basta a sí misma para hacer lo que quiera sin rendir cuentas a nadie, y eso trae grandes disparates», destacó.
Durante la ponencia, el catedrático señaló el problema ambiental «gravísimo» de la pérdida de biodiversidad. «A través de múltiples actuaciones de nuestra especie, como la caza, pesca, abertura de territorios nuevos, agricultura, etc, se destruyen de hábitats de muchísimas especies, algunas de las cuales no conocemos y que mueren antes de que la ciencia les dé un nombre siquiera», explicó Ros, algo que calificó como terrible por el valor fundamental de las mismas. «Lo que quiero resaltar que estas especies no sólo tienen un valor utilitario para nosotros, porque de algunas de ellas obtenemos alimentos o sustancias que pueden tener interés para la medicina, sino que muchas tienen un papel determinado en la biósfera, y muy a menudo este tipo de utilidad es más fundamental que el que podamos dar a la carne, a la piel o la madera». Esta utilidad o servicio ecosistémico tiene que ver, según Ros, con los desastres ambientales que últimamente están ocurriendo.
«En el famoso Tsunami del Índico, su impacto notable en las costas, tuvo que ver con que para hacer buena parte de las zonas dedicadas al ocio y al turismo, se ha talado una barrera natural que como bosques de manglar», aseguró.
Proteger algunos enclaves a través de parques naturales, evitar la sobrepesca y ser más cuidadosos con el consumo de recurso, son algunas de las acciones que pueden llevar a buscar soluciones para evitar la erosión de la biodiversidad, según apuntó el catedrático.