Síguenos F Y T I T R

Formentera reconoce su primer BIC

La institución protege el barco romano del siglo IV hundido cerca de la isla

Una de las ánforas recuperadas de la nave hundida a 75 metros de profundidad en la línea imaginaria entre Punta Pedrera y Cap des Falcó.

GUILLERMO ROMANI

El Consell de Formentera aprobó hace unos días en sesión plenaria la primera declaración de Bé d'Interés Cultural, BIC, el derelicto romano de Formentera. Es la primera vez que la Pitiusa Menor lo hace y en este sentido la vicepresidenta del Consell, Sònia Cardona, responsable de Cultura y Patrimonio, se sentía «orgullosa y satisfecha» de que Formentera pudiera declarar un BIC por primera vez desde su corta trayectoria histórica.

Se trata de un derelicto, una nave romana hundida a unos 75 metros de profundidad en la línea imaginaria que une Punta Pedrera en Formentera y Cap des Falcó en Eivissa. El proceso para su declaración como BIC lo inició la Comissió Insular d'Ordenació del Territori, Uranismoe i Patrimoni Historicoartístic, CIOTUPHA a mitades de 2007 al considerar que dicho pecio, nombre que se da a las naves hundidas, constituye un BIC dentro de la categoría de yacimiento arqueológico.

El pleno del Consell de Formentera aprobó por unanimidad la declaración de BIC de dicha nave ya que se trata, según el informe del Consell de Formentera, «un yacimiento subacuático identificable con facilidad, ya que se trata de un cúmulo de elementos arqueológicos en medio del fondo marino, en un punto aislado».

En mayo de 2007 la asociación Argo Maris hizo una serie de filmaciones del fondo y del yacimiento y mediante robots recuperó algunos objetos por encargo de la conselleria de Cultura i Patrimoni del antiguo Consell d'Eivissa i Formentera.

Dimensiones medias

Este estudio permitió determinar que la acumulación de ánforas ocupa un espacio aproximado de 12 x 11 metros mientras que en los alrededores los restos están mucho más dispersos por lo que parece el resultado de las redes de las embarcaciones de arrastre. Todo ello, según el informe del Consell «hace pensar en una embarcación de dimensiones medias según las naves que navegaban en su momento», pero del estudio se desprende que se trataba de una nave mercante y no de guerra o de otro tipo. Además las observaciones hechas mediante cámaras ROV, Remote Operated Vehicle, y gracias a los restos recuperados, hace suponer que se trata de una nave que se hundió en el siglo IV de la Era Cristiana.

Parece que el tipo de ánforas que existen en dicho derelicto pertenecen a dos tipos bien concreto, los procedentes de la provincia romana Àfrica, es decir una parte de la actual Túnez, y a Lusitania, en la costa del actual Piortugal. Sin embargo hay una pieza excepcional, de las extraídas, una caja cuadrada hecha con plancha de plomo cuya función sin embargo sigue siendo desconocida.

Lo más visto