Me refiero a la inscripción en caracteres hebreos que 'apareció' en 2003 en la base del baluarte Sant Jordi y que me ha tenido bastante entretenido y perplejo esta semana que acaba. Si no la ha seguido y tiene interés en saber de qué va la historia, les remito a lo que publiqué en estas páginas el martes, miércoles y jueves.
El tema podría, desde luego, dar más de sí, porque la cosa no ha quedado nada clara sobre quién, cuándo y por qué hicieron esa agresión a un bien patrimonio de la humanidad. Cuando se descubrió, el historiador Ferrer Abárzuza llegó a especular en un medio local que podría ser obra de un converso del siglo XVII o XVIII. Nosotros también nos hicimos eco del caso, que le interesó vivamente al investigador Nito Verdera, colaborador de este periódico, quien averiguó que lo escrito era un poema del siglo XII del judío español Judah Ha-Levi; y el director del Museu Arqueològic, Jordi Fernández, que vio el grafito con el policía municipal que lo encontró, apuntó entonces que parecía auténtico, pero no podía asegurarlo.
Vale, el tema se olvidó y nadie habló más de él hasta que el lunes recibí un mail de un lector alertado por una agresión que había sufrido el grafito, por no haberlo protegido. Ese día, sugerido por Nito Verdera, pregunto a la historiadora Neus Escandell y me deja cavilando al decir que ella sabía que lo había hecho en 2000 un ibicenco, por la noche y con un punzón, pero no podía desvelar su nombre porque así se lo había prometido al autor. (¿¿¿ !!!). Información a la que quitan importancia en el Ayuntamiento y en Patrimonio del Consell, que prefieren olvidar el asunto para que no cunda el incívico ejemplo. O sea, un verdadero lío. Pero me voy dos semanas de vacaciones; cuando vuelva veré lo que Nito ha averiguado de nuevo y les cuento.
JULIO HERRANZ