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«Para mí la escultura es una necesidad y un placer; algo así como un instinto»

Gustavo Eznarriaga presenta en Eivissa un exposición con 33 piezas realizadas en los últimos dos años

Gustavo Eznarriaga.

JULIO HERRANZ

Hasta final de mes puede admirarse en una de las salas del restaurante Can Pau una exposición de esculturas de Gustavo Eznarriaga, que reúne 33 piezas realizadas en los dos últimos años por este artista cántabro-leonés afincado en Eivissa desde hace años. «Presento 33 obras, todas de madera y de varios tamaños; policromadas algunas y otras utilizando los colores suyos de la veta, aprovechando a veces las formas naturales para realizar las piezas, a las que de vez en cuando añado algo de metal o cristal», explicó a este periódico el artista, relacionado con Eivissa desde que era niño.

Una propuesta que está teniendo una buena acogida, lo que le anima a seguir por libre con su arte. «Antes hacía muchos encargos, pero hace una temporada que he empezado a trabajar más para mí y hago lo que me apetece: pasearme, descubrir el material y a ver qué sale», apuntó el escultor, añadiendo: «Hago talla directa, empiezo y acabo; no es una cosa que prepare, busque la pieza y luego la realice. Y me gusta mucho la miniatura, que me da igual de trabajo que una escultura grande».

Vocación precoz

Gustavo Aznarriaga es un caso claro de vocación precoz. «Para mí la escultura es una necesidad y un placer; algo así como un instinto. Desde pequeñito siempre estaba arreglando cosas y haciendo muñecos y animales. También me gustaba mucho la carpintería». Así que orientó sus pasos hacia la creación. «Estuve cuatro años estudiando Artes Plásticas en la Universidad de la Sorbona de París, título que me convalidaron con el de Bellas Artes de aquí», recordó.

Aunque en los últimos tiempos no haya frecuentado mucho los espacios expositivos más conocidos de la isla, Eznarriaga tuvo un debut de altura: en el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE). «Presenté alguna pieza en el Salón de Mayo, me seleccionaron, y a raíz de éso me propusieron hacer la que fue mi primera exposición individual. En el 78 y en es Polvorí (Dalt Vila), donde el museo hacia las muestras monográficas».

Y recordó otros lugares donde ha presentado sus esculturas: «En El Palio de Sant Josep; en la galería Maloney, la de Edith Sommer, en una colectiva; en el bar El Grial, porque son amigos; he hecho una exposición en Menorca. Bueno, y en Madrid: tres individuales en la galería Iguanzo; y también alguna en la galería Moriarty, con la que tengo amistad desde hace tiempo».

En cuanto a su relación con Eivissa, viene de lejos: «Empezó cuando tenía cinco años, de veraneo con la familia. Desde entonces hemos estado viniendo. Nos gustó tanto la isla que al final acabamos comprándonos una casa con mis hermanos y un primo mío. Tenemos desde hace 35 años un terreno y una casa grande, ubicados en el centro de la isla, por la zona de Buscastell», detalló Eznarriaga, precisando asimismo que durante bastante tiempo «estuve yendo y viniendo, pero luego me vine con mi hija y llevo 18 años seguidos viviendo aquí. Soy residente oficial en la isla, aunque voy a menudo a Madrid», subrayó.

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