El cineasta italiano Giuseppe Tornatore abrió ayer oficialmente la 66ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia con su película Baarìa, un repaso con ciertos tintes mágicos por la Italia del siglo XX que no escapa al humor popular. El filme, que narra la vida de un niño de Bagheria (Baarìa, en el dialecto siciliano), la localidad natal del propio director, aborda el devenir de Sicilia y de toda Italia durante el pasado siglo: desde el fascismo hasta las revoluciones sociales de los años 60, sin olvidar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Y todo, tocando los más diversos géneros cinematográficos, desde el humor hasta el drama, la política o la fantasía para llevar a la gran pantalla una historia que cuenta con presencia española entre el reparto, la de la actriz Angela Molina, ausente estos días en Venecia y quien da vida a la suegra del protagonista, Peppino. «El filme no quiere ser sólo Sicilia. Hay una perspectiva a través de la que se cuentan los asuntos. La idea era la de contar con un coro de personajes en el interior de un microcosmos de un pueblo y hacer sentir el eco de lo que sucede alrededor», comentó el propio Tornatore, añadiendo: «La idea es que la película termine por ser una alegoría de todos esos lugares en los que todos hemos nacido», añadió el autor de Cinema Paradiso (1988).
La política y el sentimiento de pertenencia a una comunidad son los hilos conductores del filme, con el que su autor quiere recuperar viejos valores ya perdidos en la Italia de hoy y en el que la presencia de la mafia siciliana es abordada casi de soslayo. «En mi película el tema de la pasión civil y moral es importantísimo. He nacido en un pueblo donde a estas cosas se les hacía mucho caso. Una de las primeras cosas que nos enseñan es a cómo relacionarnos con el mundo», explicó Tornatore en Venecia.