El Ayuntamiento de Lisboa recibió los restos de José Saramago, a quien Portugal tributó ayer un sentido adiós al que se sumaron autoridades e intelectuales de varios países.
El féretro de Saramago fue recibido a las puertas de la Cámara Municipal por su alcalde, Antonio Costa, gran admirador del escritor; varios miembros del Gobierno portugués y la ministra española de Cultura, Àngeles González-Sinde, entre otras autoridades nacionales y de países lusófonos.
Los restos del escritor, que habían llegado en un avión de la Fuerza Aérea portuguesa desde Lanzarote, donde falleció el viernes a los 87 años de edad, recibieron honores militares en el aeropuerto, en medio de un imponente silencio. Desde allí fueron trasladados hasta el Ayuntamiento por un cortejo fúnebre custodiado por un destacamento de motoristas de la policía municipal con uniforme de gala, que ayer velaba también el féretro en el Salón de Honor de la Cámara Municipal. El autor fue despedido por los portugueses con tratamiento propio de un dignatario del Estado. El Gobierno de José Sócrates declaró dos jornadas de luto nacional. Hoy se celebra un funeral y posteriormente una ceremonia en el cementerio del Alto de San Juan de Lisboa, donde el cuerpo del Nobel será incinerado. La delegación española que asiste a estos actos la encabezará la vicepresidente María Teresa Fernández de la Vega.
Por otra parte, El diario vaticano L'Osservatore Romano arremetió ayer contra Saramago, al que dedicó un artículo en el que lo define como un «populista extremista» de ideología antirreligiosa y anclado en el marxismo. Y el Gobierno canario fue criticado por no establecer luto oficial.