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«La curiosidad es el motor de la superación»

David Palau, en una imagen de su archivo personal, completamente entregado durante un concierto.

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El guitarrista barcelonés David Palau explica que el propósito de la clase magistral que ofrecerá mañana a las 17 horas en el bar Can Pou de Vila es «intentar explicar algo útil y que la gente se divierta». Las inscripciones deben realizarse previamente en Musicasa ya que el aforo es limitado. Durante esta lección explicará cómo trabaja, cómo piensa y cómo graba en su faceta de director musical de David Bisbal. No es la primera vez que viene a Eivissa, Palau ha visitado la isla en varias ocasiones acompañando sobre el escenario a artistas de la talla de Miguel Bosé o Sergio Dalma. Sin embargo, será la primera ocasión en la que el público ibicenco podrá acercarse a su manera de trabajar, algo que al músico le supone una «responsabilidad y una enorme ilusión». A pesar de los numerosos premios y de que acumula más de 8 millones de discos vendidos entre las grabaciones que ha realizado para diferentes artistas, este rockero desborda humildad y entusiasmo por su trabajo.

-Cualquiera que desconozca su trayectoria se sorprendería al descubrir con quién ha trabajado...
-Han sido muchos años trabajando con distintos artistas. He podido aprender mucho de cada uno de ellos. Todo ese conocimiento se va guardando en una cajita y cuando alguien te propone dar una master class, lo que tienes que hacer es abrir esa caja y compartir su contenido con los alumnos.

-¿Qué debe tener una clase magistral perfecta?
-Una master class, más allá de tocar e impresionar para que la gente piense: «¡qué bien toca este chico!», debe hacer que la gente salga de ella llena de información y de ilusión para seguir luchando en el mundo de la música.

-¿Es complicado ilusionar a los jóvenes que empiezan?
-Pasamos momentos difíciles pero creo que, precisamente ahora, es cuando hay que arrimar más el hombro y positivizar las perspectivas, tanto para trabajar como para enseñar el talento y salir a tocar. Uno no puede excusarse en lo mal que están las cosas para quedarse quieto sin hacer nada, todo lo contrario.

-¿Qué valor le da un músico consolidado como usted a la formación continua?
-Sin lugar a dudas hay algo que no se puede olvidar jamás, por muy bien que te vayan las cosas; uno tiene que estar constantemente estudiando y continuamente con un libro bajo el brazo porque la curiosidad es el motor de la superación. También son importantes las ganas y la actitud de intentar ser siempre el mejor, no en un sentido arrogante, sino en el de intentar mejorar a diario.

-Esta no es su primera experiencia docente...
-Es una faceta que he combinado con la de músico durante los últimos años. En 2003 estuve todo un año dando clases en el reputado ESMUC (Escuela Superior de Música de Cataluña). Fue una experiencia maravillosa que me creó el hábito de enseñar y, cuando algunos centros y escuelas me han pedido que les explique a los chicos algo de mi conocimiento, lo he hecho.

-¿Cómo se prepara antes de este tipo de clases?
-Es algo que me genera mucha presión pero, a la vez, es una experiencia muy bonita porque me desnudo, metafóricamente, ante un público que está sediento que les cuentes anécdotas, vivencias, más allá de la técnica pura y dura.

-¿Qué secretos esconde su lección?
-Hay algo que nadie cuenta. Por ejemplo, cómo lidiar con las compañías discográficas, las compañías de management, qué requiere un artista de ti, qué tienes que aportar para poder ser útil y salir de gira, cómo afrontar una prueba de sonido, o una grabación. La gente nunca explica estas cosas porque, quizás considera que no es importante. Pero recuerdo que en mi época de estudiante apreciaba a alguien que me pudiera dar ese tipo de consejos.

-¿Qué se necesita para triunfar en el mundo de la música?
-Este negocio requiere de mucha fuerza mental y grandes dotes de estrategia.

-Usted es muy carismático, es un auténtico 'showman' en escena...
-Cuando uno se sube al escenario, se sube con él su alter ego, su personaje. Es muy importante que uno forje poquito a poco su personaje, que jamás debe hacerle sombra al artista. Uno tiene que mirar hacia dentro y ver qué tiene de especial, ese algo que le diferencia del resto.

-¿Qué es lo que le diferencia a usted del resto?
-Lo más que he tenido, a lo largo de los años, es una enorme capacidad de escuchar y una gran capacidad camaleónica. He podido interpretar Bulería, que requiere una actitud muy determinada y me he adentrado en el mundo sofisticado de Bosé. Eso requería relegar por completo mi ego, tú eres un vehículo de su música. A través de su música, yo aportaba todos los sonidos con los que yo he crecido.

-¿Cómo aporta su propia creatividad en este tipo de trabajos?
-Una vez escuché a Serrat decirle algo muy duro a un músico: «Usted limítese a tocar lo que está en el papel porque yo pago mucho dinero a mi director musical para que piense. Pero si usted es capaz de aportar algo que nos impresione a todos y que no está en la partitura, no dude en hacerlo». Esa lección fue magistral para mí. Yo entendí que se trataba de tocar lo que alguien había compuesto, pero hacerlo bonito, con sonoridad, con gusto, con elegancia. Al final siempre estamos al servicio de la canción.

En la mejor de las compañías
David Palau es tajante: «Para mí no hay música buena o mala, hay música bien hecha o mal hecha. No sirve de nada el hermetismo. La gente es muy despectiva fácilmente a la hora de decir 'esto es una mierda'». Para el barcelonés es imprescindible aprender a mimetizarse con el proyecto y, sobre todo, respetar la música. De entre todas sus experiencias junto a decenas de músicos consagrados destaca a Sergio Dalma. «Yo tenía 25 añitos y él estaba en un momento muy alto de su carrera. Me paseó por las televisiones y me enseñó lo que era hacer giras de 100 conciertos al año. Fue él el quien me sacó de tocar en bandas locales y me puso en el circuito de las grandes giras», asegura antes de añadir que: «Él sabía sacarse el disfraz de artista y compartíamos cosas muy personales».
De Joan Manuel Serrat recuerda: «Me dio un conocimiento, una disciplina y un respeto por la música más allá del espectáculo juvenil».
Con Alejandro Sanz, David Palau logró «el conocimiento máximo para tocar en los estadios, en grandes eventos y saber controlar la energía».
Luego vino Miguel Bosé que, según Palau, le enseñó la actidud. «Me enseñó a proyectar mi parte artística. Me dijo en una ocasión que la gente ve de ti lo que tú muestras», rememora.
Hasta que llegó David Bisbal. Con los años ha logrado ser su director musical y el guitarrista asegura que le ha «devuelto la energía y la frescura de los comienzos. Ha vuelto el enorme compañerismo y somos muy buenos amigos, dentro y fuera del escenario», asegura David Palau.

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