El espectáculo de danza La muntanya al teu voltant, del coreógrafo y bailarín Cesc Gelabert, inauguró el pasado viernes el Festival Grec de Barcelona. En el equipo de bailarines, protagonistas de la obra, destaca Ingrid Magriñá (Eivissa, 1976), establecida en Zaragoza desde los 15 años. Con la compañía aragonesa 'Che y Moche', Magriñá obtuvo el año pasado el Premio Nacional Max de Teatro. Ahora, de la mano de Gelabert, participa en una obra que cuenta con la participación de figuras consagradas como los compositores Borja Ramos y Carles Santos, así como Salvador Brotons director titular de la Banda Municipal de Barcelona.
-¿Cómo consiguió el puesto en este espectáculo?
-Cesc Gelabert convocó en febrero una audición, que duró dos días, para bailarines, pensando en el espectáculo de La muntanya al teu voltant. Yo me presenté para poder trabajar en su compañía, sin tener ni idea de que era para el espectáculo inaugural del Festival Grec.
-¿Qué es lo más significativo de trabajar con Gelabert?
-Es muy exigente, algo necesario porque somos mucha gente entre bailarines, músicos, compositores y colaboradores. Ha sido un trabajo colectivo donde se necesita mucha precisión. Siempre me ha gustado su trabajo. He comprobado su sabiduría y su generosidad. Es mucho más que un coreógrafo o un bailarín.
-En 'La muntanya al teu voltant' se reconstruye la sardana con el lenguaje de la danza contemporánea...
-Existen dos líneas que se entrecruzan todo el rato. Por un lado hay una visión al futuro de la sardana y, por otra parte, se trata el tema del individuo y su entorno. El montaje está lleno de referencias históricas. Por ejemplo, Gelabert sale a escena caracterizado de Eugeni d'Ors. Ha querido enseñar cómo se construye el individuo dentro del colectivo.
-¿Es un montaje difícil de interpretar?
-Ha sido complicado porque somos muchos y sólo hemos tenido un mes y medio de ensayos. Todo ha sido muy intensivo. Cesc Gelabert llevaba dos años con el proyecto, trabajando con Perejaume y con el compositor Borja Ramos. Tenía muy claro lo que quería desde el principio de los ensayos. Si no hubiera sido así, no habríamos llegado. La obra reivindica lo popular, da vida a algo que no ha evolucionado más. La sardana, como símbolo, ya no evoluciona. Es un intento de darle algo que es de todos.
-No es nada común que los bailarines, en un momento de la obra, canten.
-Sí, recibimos la ayuda de un estudioso pero no tuvo tiempo de darnos lecciones de voz. La idea no era convertirnos en un coro. Representamos a la gente de pueblo que canta y no debía salir perfecto. Estuve muchos años en el Coro de Eivissa y Formentera y supongo que algo me quedó.
-En algunos fragmentos los bailarines comparten escenario con integrantes de 'colles sardanistes'.
-Sí, han tenido que poner mucho de su parte para adaptarse a nosotros. Y, a su vez, nos ayudaron mucho a bailar la sardana que no es nada fácil.
-Su trayectoria profesional se ha forjado en Aragón. En la pasada Feria de Teatro y Danza de Huesca participó en tres montajes...
-Hay que hacer muchas cosas para lograr estar siempre en activo. He tenido la suerte de trabajar con distintas compañías de Aragón.
-¿Cómo llegó a Zaragoza?
-Mi tío abuelo, Joan Magriñà, fue director de los ballets del Gran Teatre del Liceu. Él me recomendó que fuera a Zaragoza, donde estudié con María de Àvila. Ahí empezó la aventura y ahí me he quedado. Me inicié en la danza clásica y me interesó el contemporáneo. Actuar en Barcelona me hace ilusión y aquí tienes vía directa a todas partes. Zaragoza tiene una gran cantera de bailarines, actores y directores pero muchas veces no hay hueco ni apoyo. Es una cuna de bailarines pero ya no hay ballet institucional. Existen pequeñas compañías privadas que reciben subvenciones para incentivar producciones.
-¿Qué significó recibir el Premio Nacional de Teatro con el espectáculo 'Metrópolis' de la compañía Che y Moche?
-Fue muy importante. Ha sido un reconocimiento al trabajo de mucho tiempo atrás.
-¿Cuáles serán sus próximos proyectos?
-Seguiré con proyectos que empecé en Zaragoza, que combinaré este año con Barcelona. Sigo con Metrópolis. Con la obra La Jirafa actuaré en el Teatro Principal de Zaragoza y estoy trabajando en dos obras más, una de ellas es un infantil de danza.
-¿Cómo se define a sí misma como bailarina?
-Supongo que soy versátil. Hago cosas muy diferentes y soy rápida.
-¿Mantiene el vínculo con la Isla?
-Regreso a Eivissa siempre que puedo. Lo necesito. Aunque estoy un poco descolgada de lo que pasa allí y creo que se están haciendo bastantes cosas. ¡Es que salí de la Isla con 15 años!