El escritor Pedro J. Domínguez (Madrid, 1964) descubrió Eivissa «un poco por casualidad» hace casi tres lustros y estableció en ella su «refugio espiritual». No contento con ello, también ha convertido a la Isla en el escenario en el que se desarrolla su primera novela, El corsario de Minsk, un relato policiaco en el que se cruzan asesinatos, mafias internacionales, drogas y tráfico ilegal y que ha sido publicada por la editorial Los libros del olivo (www.loslibrosdelolivo.com).
Hace catorce años, una hermana de Domínguez compró una casa en Eivissa y le descubrió una isla a la que amó casi de inmediato y que ahora ha llenado de cadáveres y oscuras tramas en su debut como novelista.
«Para todo autor un libro es como un hijo y todos queremos hablar mucho de nuestros hijos», comenta bromeando Domínguez antes de sumergirse en el mundo que ha creado en su novela, protagonizada por una policía de ascendencia vasca, adiestrada en la lucha antiterrorista y «desterrada» a Eivissa por una serie de sospechas. «Eivissa es un lugar para ser desterrado mil veces. Yo me desterraría siempre allí», señala el escritor desde Madrid, que ha querido mostrar en su libro la dualidad de Eivissa como remanso de paz e icono internacional de la noche y la diversión.
«Eivissa es camaleónica y esa es la maravilla. Es tranquila, pero también febril, con una vocación internacional y con gente de mucho dinero transitando por ella, algo que favorece su parte más oscura. Eivissa es un ser poliédrico, lo que le da a la novela un aporte muy interesante». Y añade: «Tiene dos caras, es un ser vico, para nada plano, y con muchas facetas. Y todo eso le confiere su carácter».