Hagan la prueba. Mezclen el shoegaze primitivo de The Jesus & Mary Chain con el post punk inescrutable de Décima Víctima. El resultado se acercará peligrosamente al sonido de 'Ballenas muertas en San Sebastián', último trabajo de El Columpio Asesino, una de las bandas que mejor ha plasmado el tenebrismo situacional y los ritmos impetuosos de los 'ochenta' más lúgubres.
Los navarros pondrán en liza su nuevo material el próximo 4 de octubre en Palma, en la sala Es Gremi, a partir de las 22.30 horas.
Se retiraron a un caserón de la zona prepirenaica navarra, y durante tres meses convivieron como ermitaños sin cobertura ni Internet. La belleza abrupta de aquél paisaje amamantó su nueva creación. «Queríamos dar un golpe de timón hacia otros conceptos musicales que ya se presentábamos, pero que en el nuevo disco hemos acabado acorralando».
Con esta contundencia describe Álbaro Arizaleta el asidero al que se aferran las canciones de su trabajo más rudo, afilado y angular. «Tenemos una visión muy ecléctica de la música y queríamos mezclar todos los estilos que nos gustan".
Y si su anterior álbum (Diamantes, 2011) hablaba de la noche y sus daños colaterales, en su último trabajo los de Iruña se ponen trascendentales y sueltan el látigo contra un panorama más oscuro que su propia línea melódica. Los textos hablan de la carcoma que pudre la sociedad actual, "hemos querido hablar de la crisis que azota Europa y mezclarlo con una pequeña crisis personal que he padecido".
El resultado refleja el desasosiego de la calle, pero también "el interior", con una crudeza ajena en las bandas actuales, un auténtico rara avis en estos tiempos en los que la escena independiente parece hacer suya la máxima de 'al mal tiempo buena cara'. "Siempre hemos hecho los que hemos querido, al margen de corrientes y presiones de mercado. Es importante mantenerse fiel a uno mismo, a lo que te dictan espíritu e instinto".