El rockero estadounidense Bruce Springsteen, a punto de cumplir 67 años este mes, publicará sus memorias el próximo 27 de septiembre con el título de Born to Run, uno de los mayores clásicos de su extensa trayectoria musical.
Para promocionar este lanzamiento y mientras prosigue de gira por grandes estadios de Estados Unidos, Springsteen habla en una entrevista con Vanity Fair de su lucha contra la depresión desde que cumplió sesenta años (en 2009), de su relación con su padre y de sus planes futuros.
«Uno de los puntos que abordo en el libro es que donde quiera que estés o con quiera que estés, la depresión nunca te deja. Nunca conoces sus parámetros. ¿Puedo enfermarme lo suficiente al punto de parecerme más a mi padre de lo que podría?», plantea en la entrevista el músico, que recuerda que su progenitor, fallecido en 1998 y al que describe como «un poco como un personaje de Bukowski», ya padecía este tipo de problemas.
Sobre el asunto, escribe en sus memorias: «Estuve fatal desde que cumplí 60 hasta los 62. Luego bien un año y otra vez mal mientras tuve 63 y 64. No es una buena estadística». A pesar de todo, durante ese lustro, publicó en 2012 el disco Wrecking Ball y se mantuvo activo componiendo y dando conciertos. En dicho álbum hay una canción titulada This Depression.
Springsteen prosigue su confesión en las páginas de Born to Run y admite que en la privacidad de su hogar, su esposa Patti Scialfa fue la que observó que la situación empeoraba, hasta que llegó un punto en el que le llevó ante los doctores. «Este hombre necesita una pastilla», apostilla el músico, quien ya años atrás desveló que también sufrió depresiones durante los años ochenta.
De hecho, Scialfa dice a Vanity Fair que no está «totalmente cómoda con esa parte del libro». «Pero ese es Bruce y creo que es genial para él escribir sobre la depresión. Mucho de su trabajo sale de sus intentos de superar esa parte de sí mismo», añade.
OPERACION QUIRURGICA Y PLANES DE FUTURO
También cuenta Springsteen que hace tres años, mientras luchaba contra la depresión, tuvo que afrontar una operación quirúrgica debido a un adormecimiento crónico en el lado izquierdo de su cuerpo, que estaba impidiendo su forma de tocar la guitarra. El problema era una vértebra en el lado izquierdo de su cuello, por lo que tuvieron que abrirle la garganta y atar temporalmente sus cuerdas vocales para que los cirujanos pudieran trabajar. No pudo cantar durante tres meses.
En cualquier caso, mientras sigue dando maratonianos conciertos de tres y cuatro horas, el rockero asegura que no tiene planes de detenerse por ahora. De hecho, su siguiente paso será publicar un disco de estudio en 2017, el primero desde el mencionado Wrecking Ball de 2012, y en el que no estará acompañado por su E Street Band.
«Es un disco solista, más como cantautor. Un disco de pop con muchas cuerdas e instrumentación», adelanta, comparándolo con las colaboraciones que en los sesenta hacían Jimmy Webb y Glen Campbell. Pero eso será ya el año próximo, una vez termine su actual gira y llegue a las tiendas su autobiografía, acompañada de una 'banda sonora' que repasa su carrera y aporta cinco temas inéditos.