El Espacio Cultural de Can Ventosa acogió ayer un concierto de música clásica a cargo de la Orquestra Simfònica Ciutat d'Eivissa, una cita musical que quedará en la historia de la isla, ya que fue el primero bajo la batuta de Fernando Marina, el nuevo director de la OSCE.
El evento estaba previsto para el pasado mes de marzo pero se tuvo que aplazar hasta ahora debido a la crisis sanitaria. Circunstancias de la vida, el concierto se llevó a cabo finalmente anoche en puertas de otro estado de alarma.
Para la ocasión se contó con una orquesta reducida, formada por 18 músicos, que interpretaron en su repertorio obras de Bach y Haendel.
El director de la Orquesta subrayó la ilusión que les hacía poder ponerse nuevamente ante el público.
Para una cita tan especial, Fernando Marina había seleccionado obras barrocas de los grandes maestros Bach y Haendel.
Los condicionantes derivados del protocolo sanitario marcaba un metro y medio entre instrumentos de cuerda y tres metros cuadrados en los de viento. Este hecho redujo a 18, el número de músicos presentes en el escenario.
Además, Marina contó con un concertino, Ramón Andreu, el primer violín especialista en la interpretación de música barroca.
Los asistentes pudieron disfrutar de la interpretación de la Suite para orquesta núm. 1 en do major, BWV 1066 y la Suite para orquesta núm. 3 en re major BWV 1068 de J. S. Bach. y el Concerto grosso en si b, op. 3, núm. 2 de G. Fr. Haendel.
El concierto contó con todas las normas de seguridad vigentes -con una disponibilidad de 154 butacas-, manteniéndose las distancias entre asientos y los espectadores debían hacer uso de la mascarilla en todo momento. Además, en la entrada al centro se tomó la temperatura de todos los asistentes, que debían hacer uso del gel hidroalcohólico.