Mañana por la tarde y el domingo por la mañana el Espai Cultural Can Ventosa de la ciudad de Ibiza acogerá dos conciertos benéficos a cargo del Cor Ciutat d'Eivissa y la Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa para celebrar el día de Santa Cecilia, considerada como la gran patrona de los músicos.
Ambos serán muy distintos a los que se habían celebrado en años anteriores ya que, aunque ya se permite que haya público en las butacas, las distancias de seguridad, las medidas de higiene y el miedo al contagio del coronavirus ha provocado que los grupos que se subirán al escenario en ambos conciertos sean mucho más reducidos. En el caso del coro serán apenas 25 de los 60 miembros fijos que tenían, mientras que la banda ha elegido piezas musicales pensadas especialmente para grupos de entre 13 y 20 músicos como máximo.
Cor Ciutat d'Eivissa
En el caso del Cor Ciutat d'Eivissa, con todo lo que está sucediendo ahora mismo, juntarse es casi una odisea. «Nosotros ensayábamos los lunes y los miércoles de 20.30 a 22.15 horas pero ahora con el toque de queda hemos tenido que restringir horarios, adelantar media hora por delante, e ir haciendo lo que se puede mientras yo intento llegar a la hora», asegura su director, Miguel San Miguel.
En este sentido, San Miguel agradece el enorme esfuerzo que está haciendo Lourdes Roig, directora del Coro Infantil, quien empieza a trabajar con los cantantes en la vocalización. Luego, durante todo el ensayo se cumplen a rajatabla todas las indicaciones que se han dado desde el Govern balear para frenar los contagios por coronavirus. «Además de mantener estrictamente los tres metros de distancia entre cada uno de los cantantes, hacemos una ventilación máxima de toda la sala, abrimos todas las puertas y ventanas, descansamos durante varios minutos y usamos gel desinfectante en todo momento porque sabemos que durante estos tiempos tan duros la salud es lo más importante».
La distancia de seguridad también ha marcado mucho sus ensayos ya que el canto está considerado como una de las actividades que más contagios puede provocar. Por ello los músicos tienen que mantener al menos una distancia de tres metros y estar en todo momento con mascarilla. Afortunadamente, los lunes Can Ventosa ha cedido al coro el auditorio para que puedan ensayar mientras que los miércoles se tienen que trasladar hasta el aula número 1 que tiene gran tamaño y que también emplean los músicos de la Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa. Sin embargo, no es del todo suficiente. «Agradecemos el esfuerzo que están haciendo por nosotros desde el Ayuntamiento y desde Can Ventosa pero en la sala apenas cabemos 14 cantantes y por eso hemos tenido que dividirnos en dos grupos para ir ensayando por separado y preparar las piezas de los conciertos de la mejor manera posible».
De hecho, también han tenido que buscar soluciones para dar el concierto de mañana ya que sobre el escenario estarán Miguel San Miguel como director, 25 cantantes y 3 músicos, la pianista Carolina Sánchez, la violinista Laura Boned y el bajo eléctrico Luis Moreno. Estos tres últimos, al no ser músicos de viento, no necesitan estar separados tres metros, pero el resto sí, lo que les ha obligado a buscar una solución totalmente original. «Después de darle muchas vueltas a la cabeza hemos decidido quitar la primera fila de butacas para colocar una tarima donde estarán los músicos y estaré yo como director, y construir un pasillo elevado que circunvala el escenario y en el que caben nueve cantantes», asegura San Miguel mientras confirma también que «al quitar las cortinas, además de espacio también hemos ganado en acústica».
A pesar de ello, los cantantes del coro se encuentran con un problema añadido y bastante grave ya que cantar con mascarilla es una de las cosas más difíciles que hay. «No ayuda para nada a la voz, porque cuando estás en un coro tienes que proyectarla lo más posible, y al tener la boca tapada se provoca un pequeño efecto de vibración que no es nada bueno para el resultado final», explica el director del coro.
Además, la mascarilla genera muchos problemas a la hora de respirar. «Depende de la canción que estés interpretando se necesita respirar con mucha potencia y rapidez y esto ha originado en algunos casos que te tragues y que haya gente que incluso se haya mareado ante la falta de aire y la presión que están sufriendo», concluye Miguel San Miguel.
Cor Ciutat d'Eivissa
Música
l Sábado 21 de noviembre
l 1900 horas
l Espai Cultural Can Ventosa (Ibiza)
l 5 euros la sede de Cruz Roja Ibiza y en Can Ventosa la tarde del concierto
La Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa que dirige Miquel Ángel Aguiló tampoco lo está teniendo fácil debido al avance del coronavirus.
Según explica el músico y director mallorquín a Periódico de Ibiza y Formentera al igual que el coro, sus miembros extreman al máximo las medidas de higiene y seguridad aunque algunos de ellos no pueden emplear mascarillas, y también han tenido que reducir drásticamente los grupos de ensayo. «Me ha dolido mucho decir a algunos que se tenían que quedar en casa porque todos son grandes profesionales pero por más vueltas que le hemos dado al tema no podemos hacer las cosas de otra manera», asegura el director de la banda al tiempo que explica que «esto ha provocado que tengamos que buscar piezas que se adapten a los pocos músicos que podemos tener en cada momento».
También han reducido el tiempo que dedican a los ensayos. Normalmente, antes del coronavirus se ensayaban los martes y los jueves de 21.00 a 23.00 horas pero ahora apenas suelen durar una hora. Además, se está intentando ganar el tiempo de donde se puede, con encuentros en ocasiones los fines de semana por la mañana «lo que ha generado algún que otro conflicto familiar».
Los lugares donde lo hacen son el auditorio de Can Ventosa y el Aula 1, donde todo está indicado con puntos rojos en el suelo para mantener la distancia de seguridad. Una de las premisas, según Aguiló es intentar perder el menor tiempo posible. «Somos conscientes de que tenemos que aprovechar al máximo lo que tenemos y por eso los que llegamos antes colocamos las sillas, limpiamos y desinfectamos bien todo y así el resto solo tiene que llegar con su mascarilla, sentarse, tocar y ensayar». Y cuando terminan, «cada músico tiene que desinfectar su zona para que el que viene detrás lo tenga todo perfecto y se reduzcan los riesgos lo más posible».
El director de la banda también asegura que el que sean grupos menos numerosos también pone a prueba la profesionalidad del músico, suponiendo un importante reto para ellos. «Están siendo auténticas pruebas de fuego porque normalmente en una orquesta se toca en línea, junto a tus compañeros de los mismos instrumentos, pero ahora estás solo ante el peligro y sin posibilidad de equivocarte, pero he de decir, que todos los están superando con nota demostrando su gran valía profesional».