«El órgano de la catedral de la Virgen de las Nieves de Ibiza está tocado de muerte». Así de directo, duro y contundente se mostró ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el actual canónigo organista de la catedral y párroco de Nuestra Señora de Jesús, Pedro Miguel López.
El culpable de esta gravísima situación que se puede ver a simple vista para cualquiera que se acerque al instrumento es la carcoma, esa molesta larva de varias especies de coleópteros que perforan la madera construyendo galerías y originando un característico polvo o serrín también llamado quera. Según López el problema comenzó hace unos cinco años pero a pesar de los esfuerzos de los expertos se ha extendido sin remedio. A día de hoy ya ha llegado hasta los secretos y secretillos del órgano, la parte que es considerada como el pulmón del instrumento al comprender el arca de viento con sus canales y válvulas y ser donde se apoyan los tubos.
Por ello, según aseguró Pedro Miguel López a este periódico aunque aún el órgano suena está prácticamente inutilizable. «El secreto es un espacio que tiene que permanecer estanco pero ahora está agujereado por millones de microagujeros provocados por la carcoma, generando que de los 18 registros que puede ofrecer este instrumento de la catedral apenas puedan hacerse sonar un par de ellos y lo que es aún peor, está completamente desafinado y mal armonizado, sin que se pueda arreglar porque es imposible mantener la presión».
Así las cosas, su posible restauración ya ha sido completamente descartada. «Hace ya unos años, durante una Semana Santa, estuvieron visitando y probando el órgano los prestigiosos organeros Luis Miguel Rico y Carlos M. Álvarez y rápidamente ambos concluyeron que su estado es irreversible y no recomendaron ningún tratamiento y ahora, con la situación yendo a peor claramente desde hace ya meses, la única solución es pensar en comprar uno que lo sustituya pensando que lo único que de momento se puede salvar es su tubería metálica y tal vez su motor Laukhuff», explicó López.
Sin embargo, esto no parece una tarea sencilla. Según el canónigo organista del templo ibicenco, un órgano nuevo supondría una gran inversión económica que podría llegar a rondar los 170.000 euros. Así, ahora todos los esfuerzos se están centrando en encontrar alguna oferta a través de Internet en la que no se sobrepasen los 40.000 euros más el montaje. «Sabemos que no va a ser fácil porque el órgano de la catedral de Ibiza tiene unas características especiales, con un tamaño que oscila entre los cinco por tres metros y una altura de unos siete metros, pero afortunadamente siempre en Alemania aparecen ofertas de constructores que tienen mucha demanda y bajan los precios o de iglesias o templos que deciden ponerlos a la venta cuando los cambian por uno más actual».
De baja calidad
Según explicó Pedro Miguel López el actual órgano de la catedral fue construido en 1945 por la empresa Organería Española con sede en la localidad guipuzcoana de Azpeitia y aunque es vistoso a simple vista para los que no son entendidos en la materia es de baja calidad. «Se compró para salir del paso y sustituir al Ludwig Scherrer que databa del siglo XVIII y que fue destruido por los republicanos durante la Guerra Civil y eso al final ha traído sus consecuencias porque ya desde el primer momento presentaba graves deficiencias fruto de haberse elaborado a nivel industrial y en cadena, como hacía esta empresa que incluso compraba la tubería ya hecha en distintos lugares de Alemania».
Además, según el experto, tampoco se cuidó en absoluto su colocación en el templo. «Se hizo de forma completamente irregular, sin mucho sentido, y de forma muy estrecha, lo que siempre complicó su mantenimiento y desde hace años descarta de forma tajante su restauración».
Incluso, y por si todo eso fuera poco, el historiador y canónigo de la Catedral, Francesc Xavier Torres Peters, asegura en la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera que los distintos intentos de restauración, mantenimiento y reparación del órgano no fueron muy afortunados. El primero en intentarlo fue en 1984 el maestro segoviano Joaquín Luis Cabello, pero la más grave fue la que llevó a cabo en 1994 la conocida Organería José Antonio Aspiazu por mediación del entonces obispo de Ibiza, el valenciano Javier Salinas Viñals. Según Torres Peters «se intentó emular sin éxito la estética visual del órgano Scherrer destruido en la Guerra Civil originando una copia forzada e innecesaria».