La Cooperativa Insular Ganadera Coinga nació en 1966 a iniciativa de un grupo de ganaderos decididos a gestionar conjuntamente el valor de su producción lechera. Con un volumen de facturación de 13 millones de euros y más 120 fincas asociadas, mantiene un fuerte compromiso con el sector primario de Menorca, al transformar un volumen de 30 millones de litros de leche al año. Al frente de la gestión diaria de la cooperativa está Margarita Tudurí (Maó, 1958), que lleva 31 años vinculada a ella y 15 como directora general. Desde el año 2006 ocupan unas modernas instalaciones en Alaior en las que dan trabajo a 50 personas, entre las dos plantas, además de 240 puestos de trabajo indirectos. Casada y madre de dos hijos, Margarita Tudurí es una persona tenaz y discreta que conoce como nadie el sector del queso en la isla.
¿Cómo está de salud el queso Mahón-Menorca?
Está bien pero necesita mejorar. Requiere de más promoción y mayor atención al consumidor. Siguiendo su petición de diagnóstico, podríamos decir que su salud es óptima pero necesita vitaminas para crecer y hacerse fuerte.
¿Y las ventas de Coinga?
Llevamos tres años de crecimiento y hasta este mes de julio, hemos superado el 5 por ciento respecto el año anterior. Podemos estar contentos con la que está cayendo.
¿Qué representa estar al frente de la primera empresa quesera de Menorca?
Un orgullo y un reto en el que invertir mucho trabajo y dedicación. Además, el hecho de ser una cooperativa nos obliga a mantener un equilibrio entre los socios y las necesidades empresariales de un mercado muy competitivo.
¿Qué tal se vive en el modelo cooperativo empresarial?
Con mucha presión. Prácticamente la mayor parte de la industria agroalimentaria europea está en manos de cooperativas. Es un sector difícil de gestionar, donde las materias primas tienen una dependencia meteorológica muy alta, que hacen variar el volumen de su producción con gran facilidad. Además, se ha de considerar que determinados productos están en el mercado de commodities, con especulación incluida.
Pero parece que en tiempos de crisis, la alimentación toma un protagonismo especial...
Sí, es verdad. En estos momentos somos uno de los sectores más estables y que menos empleo ha destruido, porque la gente, con la crisis, tiene que priorizar su bolsillo hacia la alimentación.
¿Cómo es su día a día?
La dirección de nuestra entidad se ha ido profesionalizando con el tiempo y cuento con responsables muy profesionales en la dirección técnica, comercial y de calidad. Trato de funcionar como una directora de orquesta para que cada instrumento suene bien pero el mérito es de todos porque trabajamos en equipo. De la parte financiera me ocupo directamente y no olvido nunca que estoy gestionando recursos de los socios. Con el consejo rector realizamos reuniones periódicas para el seguimiento de la entidad, revisión y cumplimiento de objetivos.
En 2009, dedicaban un 7% de la producción al mercado exterior, ¿cómo está ahora?
El enfoque exportador ha sido una de nuestras prioridades, con la ampliación del equipo comercial y con el objetivo de alcanzar el 25% de nuestras ventas en los próximos 3 años. Actualmente ya estamos en el 12% en mercados como el americano, el alemán, el inglés o el australiano. El haber conseguido ser el primer queso español premiado en Wisconsin nos ha ayudado mucho pero lo digo con toda la humildad del mundo ya que todavía estamos muy por detrás del manchego, primer queso exportador de España.
¿Han alcanzado el reconocimiento con la D.O.?
Depende del mercado que analices. En Balears somos un queso de consumo cotidiano del que Mallorca absorbe el 65% de todo lo que producimos. La D.O. se mide realmente cuando quieres hacerte un hueco en exterior.
¿Qué valora más en estos años al frente de Coinga?
¡Haber llegado a 2013! La Cooperativa ha vivido momentos muy difíciles en sus casi 50 años de historia y algunos no creyeron que este proyecto sobreviviera. Hoy el sector lácteo menorquín es propietario de unas modernas instalaciones con un endeudamiento aceptable y buenas perspectivas de expansión. Somos como las hormigas, que trabajamos mucho y no hacemos ruido.