Cuando acaba oficialmente la temporada turística, Formentera recupera su ritmo natural, una calma que empresarios y el Consell de la isla se esfuerzan en promocionar para atraer más turistas en temporada baja, en los meses de invierno. Las últimas cifras oficiales del padrón del INE revelan que a 1 de julio de este año, Formentera contaba con una población de 11.785 personas, un millar más que en el mismo periodo del año pasado, y 1.420 más que en 2011. Estas cifras se incrementan, según explica el gerente del Patronato de Turismo de Formentera, Carles Bernús, hasta las 45.000 personas “en algunas semanas del verano”.
Después de una temporada con una ocupación media que rozó el 80%, este invierno son tres los hoteles que permanecen abiertos: Es Marès (ubicado en Sant Francesc), Illes Pitiuses (en Sant Ferran) y Bellavista (La Savina). Estos tres establecimientos representan alrededor de 200 plazas disponibles de las 9.727 que existen en la isla, según los datos proporcionados por la patronal hotelera y el Consell, respectivamente.
“La temporada en Formentera, como en otras zonas turísticas de Balears, tiende a acortarse. Desde hace varios años son estos tres hoteles, que están en zonas más urbanas, los que se quedan abiertos”, afirma Vicent Tur, presidente de la patronal hotelera.
Precisamente núcleos como Sant Francesc son los que más vida albergan en otoño e invierno, mientras que en zonas más turísticas como es Pujols, donde hay muchos negocios enfocados principalmente a turistas, prácticamente está todo cerrado. “Formentera en invierno se queda bastante tranquila, se respira calma. Sí que es verdad que no hay mucha actividad empresarial ni comercial, pero tiene su atractivo porque hay una oferta gastronómica abierta muy buena y se puede disfrutar de la naturaleza”, precisó Tur.
Según los cálculos de la pequeña y mediana empresa de Formentera (PIME), aproximadamente el 2 por ciento de la oferta de restauración, que supera el centenar de establecimientos, se mantiene abierta también en invierno. “La vida comercial y empresarial es prácticamente nula”, asegura Joan Costa, presidente de PIME, quien reconoce el esfuerzo de los comercios “de toda la vida” que se mantienen abiertos, así como de los restaurantes. “Para mí tener el restaurante abierto en invierno es más que nada una visión romántica; es vivir aquí y querer que las cosas cambien. Es un restaurante que lleva abierto 100 años y, personalmente, no quiero que se cierre en invierno como hacen la mayoría de locales”, afirma Manolo Oya, uno de los socios de Can Toni.
El restaurante Can Dani, por su parte, afronta este año su primer invierno abierto: “La verdad es que nos está sorprendiendo la buena acogida. Viene mucha gente de Eivissa a pasar dos días o el fin de semana, también del resto de Islas y del país”, afirma el propietario Dani Serra. Es, precisamente, a este tipo de turismo de proximidad a quien iban dirigidas las primeras campañas institucionales Descubre Formentera en mayo y en octubre. Estas iniciativas incluyen una serie de descuentos que ofrecen los empresarios y las navieras, y se complementan con eventos deportivos y culturales como el foro tecnológico Formentera 2.0, los fines de semana gastronómicos o la carrera Formentera to run.
“Los dos primeros años hacíamos la campaña a nivel nacional pero viendo el éxito que ha tenido, sobre todo la asistencia a los eventos deportivos y los fines de semana gastronómicos, a partir del año pasado la ampliamos a nivel internacional, sobre todo a los mercados nórdicos”, asegura Alejandra Ferrer, consellera de Turisme de la isla.
Otra de las iniciativas promovida por los empresarios y la institución es la apertura todo el año de los kioscos de playa los fines de semana y festivos. “Si hace buen tiempo, la gente viene a la playa, pasea, se queda a comer o a tomar una copa; es muy cómodo para las familias porque los niños juegan en la playa mientras los padres están sentados. Económicamente no pierdes dinero, pero tampoco lo ganas en invierno”, explica Bartomeu Escandell, presidente de los concesionarios de playas, quien afirma que los meses más “flojos” del invierno son enero y febrero, porque es cuando hace peor tiempo.
Además de restaurantes, en Formentera también hay comercios que abren todo el año. Es el caso de la joyería que el artista Enric Majoral tiene en Sant Francesc. “Cuando decidimos abrir todo el año en Sant Francesc nos lo planteamos como una cuestión de servicio; no nos gustaba eso de abrir solo en verano para el turista, porque no vemos a Formentera únicamente como un sitio de vacaciones. Enseguida nos dimos cuenta de que en temporada baja no solo cubríamos gastos sino que se ganaba dinero porque hacemos joyas para un alemán, un italiano o un formenterer; para todos”, explicó Majoral.
Pero para conseguir atraer turistas en temporada baja e invierno, tanto empresarios como Consell coinciden en afirmar que se deberían mejorar las conexiones aéreas y reestablecer el primer barco de la mañana para que enlace con los primeros vuelos. “Este es el mayor problema que tenemos, los aviones. En invierno la gente no hace vacaciones largas sino dos o tres días o un fin de semana largo. Y si es caro o resulta complicado, optas por otros destinos”, explica el presidente de los hoteleros. En invierno, la naviera Baleària hace ocho viajes diarios entre Eivissa y Formentera. Trasmapi, por su parte, también cuenta con ocho servicios diarios.