El domingo pasado conocimos los resultados de los tests de estrés a la banca europea. Estos eran muy esperados por los mercados, ya que desde el comienzo de la crisis las cuentas de las entidades financieras han estado en entredicho. Se trata de uno de los sectores más importantes de la economía y tiene un peso muy significativo en todos los índices bursátiles.
La primera reacción de las bolsas el lunes fue de una subida fuerte durante los minutos iniciales, pero no tenía mucho sentido un hueco al alza de apertura (diferencia entre el cierre del viernes y la apertura del lunes), ya que el mercado tenía muy descontados los resultados. De hecho, incluso había filtraciones que acertaron al 100% las entidades “suspendidas”.
Esta subida inicial demuestra lo mal que en muchos casos lo hacen los pequeños inversores: ven una noticia que el gran mercado ya había descontado (ya se habían hecho operaciones dando por hecho un acontecimiento) y compran. Esto provoca cierta subida que enseguida queda contrarrestada por las ventas de los grandes inversores que ya han obtenido beneficio, desgraciadamente en muchas ocasiones es debido a información privilegiada, pero en esta incluso las filtraciones eran públicas.
Sin embargo, independientemente de este movimiento a corto plazo, como comentamos la semana pasada, las bolsas han rebotado en soportes claves, retomando la senda alcista que le puede llevar a máximos anuales. En el caso de los principales bancos españoles vemos que Santander (tras el descuento por reparto de dividendos) tendría un soporte en 6,90, que coincide con los mínimos de agosto (por debajo del que se puede poner stop a corto plazo) y un objetivo de 7,80 (su máximo histórico). En el caso de BBVA, castigado por la presentación de resultados, tendría un recorrido más amplio, ya que el objetivo se puede situar a largo plazo por encima de 11€, colocando un stop por debajo de 8,50.