No es fácil mantenerse durante tanto tiempo como líderes en la fabricación y alquiler de toldos y carpas en Menorca años. Tonislar SL es una empresa familiar que ha conseguido a lo largo de cuarenta años afianzarse como un referente imprescindible para la mayoría de eventos que se organizan en la isla, pero también en el resto de Balears. Una labor que inició Antonio Domínguez en 1973 y que ahora lideran sus seis hijos con una plantilla de quince personas, una superficie de almacenaje y exposición de casi tres mil metros cuadrados y una facturación superior al medio millón de euros.
DEL TAXI AL TOLDO. En 1967 Antonio Domínguez aterrizó por primera vez en Menorca para cumplir el servicio militar. Había nacido en Riotinto, provincia de Huelva, pero llegaba a la isla después de haber estado trabajando tres años en París. Su espíritu emprendedor lo impulsó en 1968 a iniciar un servicio de taxi en una época en la que comprar un vehículo era mucho más costoso que conseguir una licencia. “Me gané bien la vida durante el tiempo que estuve llevando el taxi pero no me llenaba, y por eso decidí que debía buscarme otro trabajo”, explica el fundador de Tonislar.
Era la época que empezaba a cocerse el boom turístico y Antonio Domínguez se fijó en una empresa mallorquina que instalaba toldos en un conocido hotel de Cala Galdana. “Me ofrecí para aprender el oficio y llevar la representación en Menorca. Hice diversos cursillos de aprendizaje y fue en 1973 cuando abrí la primera tienda de exposición en la calle San Esteban con un pequeño taller para el cosido”, añade. Así fueron los primeros años de un negocio que se iría expandiendo por toda la isla.
La esposa de Antonio y una empleada fueron las primeras personas que empezaron a ayudarle a atender a los clientes. “Desde el primer momento me dediqué al sector de la hostelería porque era el que tenía mayor recorrido, aunque pusimos en la tienda muebles de jardín y el resto de complementos de todo lo que rodea una instalación de exteriores”, explica Domínguez. “La empresa heladera La Menorquina fue uno de los primeros clientes importantes para el que hicimos centenares de sombrillas que pintábamos y cosíamos”, detalla.
“Los toldos de los hoteles de S'Algar, unas carpas para la Campsa o unas grandes lonas para la feria de bisutería que tuvo lugar en 1978 fueron los primeros trabajos de envergadura que nos surgieron. Fui de los primeros empresarios de España en importar contenedores repletos de muebles hechos de resina, cuando aquí nadie los conocía”, detalla. A principios de los años ochenta compraron una planta baja de 180 metros que estaba pared con pared con el primer local porque las necesidades de almacenaje no paraban de crecer, y pocos años más tarde abrieron una segunda tienda en Ciutadella.
EXPANSIÓN. El hecho de haber asistido anualmente a ferias internacionales en Alemania, París o Barcelona les ha permitido conocer de primera mano las últimas aportaciones de los fabricantes al mundo del mueble y la lona para afrontar proyectos de mayor envergadura. En el año 2007, con motivo de la obras de ampliación del aeropuerto de Menorca, tuvieron que instalar sesenta carpas para albergar los pasajeros que llegaban y salían de la isla. Dos años más tarde, también participaron en la Estación Marítima provisional de Botafoc en Eivissa, en lo que fue la primera vez que salían de la isla. Esta intervención les abrió paso a poder alquilar y montar carpas también en Mallorca gracias a la colaboración con la empresa Andreu Pol SL. Además, hace dos años se adjudicaron el concurso público del Institut d'Innovació Empresarial de les Illes Balears para gestionar el recinto de Ferias y Congresos de Maó, a través del cual han participado en el montaje de diversos eventos como la Feria de la Educación en Ciutadella o la Feria de Nuevas Tecnologías en el Pabellón Menorca. También son proveedores habituales de citas de primer nivel como la regata Panerai, el Congreso Médico Sine Dolore o eventos nupciales de exterior.
La familia y la empresa han seguido de la mano en Tonislar SL desde el principio, ya que a medida que fueron creciendo los seis hijos de Antonio Domínguez se fueron incorporando al negocio. “Cuando eran pequeños, aprovechaba los domingos para ir a medir toldos en alguna terraza de la playa en la que nos instalábamos”, explica el fundador. De hecho, otro de sus negocios ha sido el alquiler de mesas, sillas, platos, copas y mantelerías que durante el invierno almacenan o reparan. “El hecho de poder disponer de taller siempre nos ha diferenciado de la competencia”, explica David Domínguez, el actual gerente, que lidera la empresa junto a su hermano Toni. La primera generación participa de lleno accionarialmente en la empresa desde que se constituyó como sociedad en el año 2000 y lleva las riendas del negocio desde que su padre se jubiló, hace cuatro años.
FUTURO. A principios de los años noventa adquirieron unos terrenos de tres mil metros cuadrados en el polígono industrial de Maó en los que edificaron dos naves para almacén y taller. Este año los quieren transformar para acoger una gran tienda de exposición. “Queremos concentrar en el polígono toda la exposición, el almacén y el taller para ofrecer un mejor servicio a nuestros clientes. El año pasado inauguramos una nueva tienda en Ciutadella y este año nos gustaría poder hacer las obras de reforma de la nave”, explica David Domínguez. En temporada alta trabajan quince personas y puntualmente, para el montaje de grandes eventos, pueden llegar a movilizar hasta treinta, como ya sucedió en la organización del congreso Sine Dolore, que atrajo dos mil médicos a Menorca.
“El año pasado crecimos un 20% en ventas y la verdad es que la crisis nos ha acabado reforzando. Durante todos estos años duros hemos sabido diversificar en otros negocios que también complementan el nuestro y esto nos permite afrontar los próximos años con mayor tranquilidad y solvencia”, explica. “Seguimos asistiendo a la feria de Stuttgart cada año como lo hacía mi padre para conocer de primera mano las últimas novedades en tejidos técnicos”, concluye.