El Cuadro de Mando Integral (CMI) es un instrumento útil como modelo de gestión que ayuda a las organizaciones a traducir la estrategia en unos objetivos particulares relacionados entre sí, de modo que el logro individual de cada uno de ellos asegura la ejecución global de la estrategia. El grado de cumplimiento de estos objetivos se mide mediante indicadores que se vinculan a unos planes de acción especialmente seleccionados para garantizar su consecución y alinear el comportamiento de las distintas áreas con la estrategia de la empresa.
Diariamente, en cualquier empresa, se llevan a cabo infinidad de tareas y actividades, la mayoría de ellas de forma rutinaria y sin llegar a plantearse si son las mejores y si aportan valor a la empresa.
Es evidente que el control de los resultados de las actuaciones es fundamental y por ello apareció el Cuadro de Mando Integral (Tableau de Bord o Balanced Scorecard) como herramienta de gestión que ayuda a medir y evaluar las magnitudes verdaderamente importantes, con un conjunto de indicadores, básicamente financieros, que ayudan a gestionar, controlar y tomar decisiones, tanto a corto como a largo plazo, que permitan avanzar tendencias y corregir actuaciones.
La funcionalidad en la gestión integral abarca cuatro perspectivas: finanzas, clientes, procesos internos y crecimiento y conocimiento, que deben contemplarse en su conjunto y no de forma aislada.
El CMI, mejorado por Kaplan y Norton, sitúa la estrategia en el centro de la organización y facilita su correcta implementación que transforma los objetivos en indicadores de gestión para evaluar el grado de cumplimiento.
El proceso de diseño se inicia con la definición de estrategias y objetivos, selección y diseño de los indicadores, y determinación de metas y control de resultados.
El empresario ha de elaborar a la carta los indicadores más adecuados en cada circunstancia teniendo presente la premisa de que lo que no se puede medir no se puede controlar, lo que no se puede controlar no se puede gestionar y por lo tanto no se puede mejorar.
Una guía para la implantación de indicadores la encontramos en la Norma UNE 66175, que por su versatilidad puede ser aplicada prácticamente a cualquier tipo de organización.
Los indicadores utilizados con más frecuencia son:
• Indicadores financieros: beneficio neto, cash flow, índices de liquidez y solvencia, beneficio por empleado, deuda total, facturación, capital circulante…
• Indicadores de clientes: número de clientes, cuota de mercado, fidelización, nuevos clientes, clientes perdidos, ventas por cliente, reclamaciones…
• Indicadores de procesos internos: producción neta, tiempos muertos, número de suministradores, valor de stocks intermedios, cumplimiento auditorías (económica y medioambiental), edad media de la maquinaria…
• Indicadores de crecimiento y conocimiento: coste formación, mandos por empleado, índice de huelgas, edad del personal, absentismo, satisfacción de empleados, expedientes laborales, horas extraordinarias…
Amigo empresario, el CMI es una herramienta ágil y sencilla que permite definir estrategias y acciones en la dirección de empresas -también en las pymes- de forma proactiva en el largo plazo. No demore su implementación y comprobará que su buena aplicación tiene un efecto multiplicador sobre la cuenta de resultados.