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Vinos de autor que cosechan años y premios

Toni Salord, su esposa Sisca y su hijo Pau en el interior de Bodegas Binitord. | Josep Bagur Gomila

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Llevan poco más de una década dedicados al mundo del vino pero en este corto espacio de tiempo se han situado en el mercado como uno de los elaboradores a tener en cuenta en Menorca. Especialmente entre los restauradores, Bodegas Binitord es hoy una marca de referencia, cuyos caldos blancos, rosados y tintos han sido también reconocidos en competiciones internacionales con la medalla de oro y de plata en la Wine and Spirits Competitions Catavinum, o en la prestigiosa Guía Peñín, que le otorgó 92 puntos a su Binitord Blanc. Son vinos de autor que ganan años y premios, cuya producción anual de 20.000 botellas agota siempre existencias. Ahora, Vinyes Binitord de Menorca SL acaba de sorprender al mercado con el lanzamiento del primer vermut elaborado en Menorca, hecho con vino tinto y macerado con 25 hierbas, especias y frutas diferentes. La cultura del vino en la isla sigue expandiéndose con buena nota.

ORÍGENES. Esta historia de estima por la vitivicultura brotó de la amistad y el interés que Toni Salord, Joan Sintes, Sisca Quetglas y Bernadette Baños tenían por el turismo enológico. Cuatro amigos que habían recorrido inifinidad de veces los paisajes de La Rioja, el Priorat o Castilla y León con sus vinos de Ribera del Duero, y que tenían la ilusión por plantar viña en Menorca. Ninguno de ellos tenía más conocimientos que los adquiridos a través una afición practicada con mucho cariño, pero el espíritu emprendedor les animó a materializar su proyecto en el año 2002. Asesorados por expertos, plantaron dos hectáreas de viña en una finca situada al sur de Ciutadella, a medio camino del faro de Artrutx, que era propiedad de la madre de Joan Sintes. “La idea inicial era producir vino para consumo propio pero nos animamos a hacerlo en serio, pensando en una posible comercialización”, explica Toni Salord, gerente de la empresa. “Aunque recibíamos periódicamente el sabio consejo del enólogo Fernando Castán, fue todo un proceso de aprendizaje autodidacta que hicimos a partir de información extraída de diversas páginas web. Creo que si no hubiera existido internet, quizás no hubiera sido posible seguir adelante. Fuimos unos emprendedores a los que nos movían las ganas por elaborar un producto propio que fuera de mucha calidad”, añade. En una fase inicial se plantaron variedades de uva tinta de cabernet sauvignon, syrah, merlot y tempranillo pero al cabo de tres años, hicieron lo propio con blanco chardonay y macabeo. Entre los años 2002 y 2007 fueron haciendo diversas pruebas, midiendo temperaturas de fermentación, tiempos de maceración, tipos de levaduras que les podían interesar y experimentando para ver cómo evolucionaba la vid.

En 2007 decidieron construir una bodega de 200 metros cuadrados con una inversión de 400.000 euros, aprovechando también para adquirir más hectáreas con nuevas plantaciones de viña. “Como el vino no es amante de los cambios bruscos de temperatura, optamos por hacer una bodega que fuera soterrada, ya que así los únicos cambios que le podrían afectar serían los estacionales. De este modo, estaríamos consiguiendo un ahorro energético y nos aseguraríamos una mejor calidad final”, explica el gerente de Bodegas Binitord. Aunque la producción no se decidió certificar como ecológica, se optó desde el principio por una agricultura con adobo orgánico e integrada en el proyecto de Custodia Agraria que impulsa el GOB de Menorca, comprometiéndose siempre a prácticas sostenibles en la finca.
A finales de ese mismo año lanzaron al mercado su primer vino, un rosado que comercializaron en Menorca a través de un distribuidor llamado Vinum, que los introdujo principalmente en el mundo de la restauración, aunque también se hicieron presentes en las cadenas de alimentación. “La fase de comercialización era la que menos habíamos pensado porque nos habíamos entretenido en aprender muy bien las etapas de elaboración”, explica Salord. Se sacaron solo 600 botellas, pero tuvieron una muy buena acogida. Al año siguiente se estrenaron con el Binitord Blanc, hecho incialmente con las variedades chardonay y macabeo, que también agotó las 1.000 botellas que se produjeron. En 2009 fue el momento de su vino tinto, con un incremento de producción hasta las 1.500 botellas. Todo un recorrido meditado y sostenido de esta pequeña empresa vinícola, que estaba ante la expectativa de la acogida por parte de los consumidores.

Precisamente uno de sus mayores logros fue el coupage que decidieron llevar a cabo para poder comercializar más vino blanco. “Como el blanco agotó existencias muy rápidamente, nos hizo plantearnos si es que el mercado pedía más blanco que tinto. En este sentido, reaccionamos adoptando una estrategia que utilizaban los franceses en sus viñas, y que era poco habitual en Balears hace cinco años. Decidimos elaborar vino blanco a partir de la mezcla de dos variedades tintas como son la merlot y la cabernet sauvignon, mezclando la chardonay y la macabeo como variedades de uva blanca. Esta innovación local nos dio como resultado un vino blanco al que la Guía Peñín otorgó 92 puntos en 2010”, explica satisfecho. En 2013 y 2014 decidieron ampliar nuevamente los viñedos con la incorporación definitiva de las cinco hectáreas que tiene la finca plantadas. Actualmente se elaboran 20.000 botellas y tienen una expectativa para los próximos años de llegar a las 35.000. El 90% de la producción se vende íntegramente en Menorca y el 10% restante se lleva a la Península. Binitord elabora cinco vinos distintos: tres tintos, un blanco y un rosado.
El Binitord Negre es un tinto semi crianza que está de tres a cuatro meses en barrica; el Binitord Roure, tinto crianza que está entre siete u ocho meses; el Binitord Ciutat de Parella es un tinto reserva que lleva de doce a catorce meses; el Binitord Blanc es un coupage de chardonay, merlot, cabernet sauvignon y macabeo; y el Binitord Rosado se elabora con las variedades de syrah y tempranillo. Todos los vinos han sido reconocidos con medallas de oro y plata al mejor producto en el certamen internacional Wine and Spirits Competitions Catavinum que se celebra cada año en Vizcaya. Bodegas Binitord emplea tres personas fijas y para las vendimias llegan a ser hasta doce. El año pasado facturaron 100.000 euros.

EL NUEVO VERMUT. La última de sus incorporaciones a la cartera de productos de las Bodegas Binitord se ha producido este pasado mes de julio, con la comercialización del primer vermut que se elabora en Menorca. Después de tres años de pruebas en bodega han conseguido el producto deseado, del que “se han sacado al mercado 500 botellas, pero dado su éxito han tenido que hacer una segunda remesa de 250 nuevas”, explica Sisca Quetglas, copropietaria y esposa del gerente de Bodegas Binitord. “El vermut de Binitord está hecho con vino criado en barricas de roble francés y americano, de cabernet sauvignon, syrah, merlot y tempranillo, que ha macerado un par de meses con 25 tipos de hierbas, especias y frutas. El hecho de haber elaborado el vermut con vino tinto es otra de las particularidades, ya que la mayoría se hace con vino blanco y coge color por el envejecimiento y por productos como el caramelo”, añade. En Bodegas Binitord no se quedan quietos y ya están pensando en nuevos caldos, como un vino dulce o un espumoso que les gustaría poder añadir a su gama de productos.

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