Los pescadores locales están contentos por las capturas de este año, aunque su principal dificultad sigue siendo la comercialización diferenciada del producto balear. Aseguran que el pescado más económico se ha vendido muy bien y ha mantenido precios, pero en cambio las ventas de producto de gama alta no remontan.
El secretario de la Federación Balear de Cofradías de Pescadores, Antoni Garau, explica que en cuestión de producción 2015 ha sido un buen año de pesca. "Al principio fue mal, pero durante el verano se ha recuperado. Junio, julio y agosto han sido meses de buenas capturas, y en términos de producción ha sido un año óptimo", aclara.
En cambio, asegura que la comercializació ha "retrocedido" un poco. "Para entender la comercialización hay que hacer un análisis segmentado. Por una parte, el producto popular, más barato, ha mantenido los precios, la gente ha seguido comprando y se ha vendido bien. Hablamos del boquerón, la sardina, el gerret o el pulpo, que se han vendido muy bien, y eso que había mucha cantidad", puntualiza.
"En cambio, el producto de gama alta como la langosta, el cap-roig, el dentón, el mero o la gamba, no se ha vendido bien. Al principio hubo problemas por mala mar, y luego en la subasta de pescado el producto se vende, pero como hay poca demanda, el precio es muy bajo. Sobre todo la langosta y la gamba han perdido precio respecto al año pasado, y este ciclo ya dura unos años", comenta Garau.
Para los pescadores, el problema es doble. Por una parte, el producto frigorizado, y muchas veces de piscifactoría, ha inundado el mercado. "El poder de compra se ha reducido y mucha gente ahora compra por precio únicamente", indica. "Queda gente que valora el producto del día del mercado, de más calidad y más fresco, pero no tanta como antes, y si antes compraban gamba de Sóller tres o cuatro veces, ahora compran una o ninguna", añade. "Pensábamos que este año la demanda de producto de alta gama subiría, pero tendremos que esperar", se resigna. "En los últimos años, en productos de alta gama hemos perdido entre un 10, 15, 17 e incluso en algún producto un 20% del precio al que vendíamos antes de la crisis", aclara.
Antoni Garau considera que hay que trabajar más en la comercialización. "Tenemos que diferenciar el producto de las pescaderías. Hay una cantidad de trabajo ingente que hacer en enseñar a los consumidores las bondades del pescado fresco local, y también desde la Conselleria mejorar los controles para garantizar un producto de máxima calidad", afirma.