Cuando todavía resuenan los aplausos para el nuevo vídeo que sirvió de promoción de Menorca en la World Travel Market de Londres, en la que el Consell de Menorca y la nueva Fundació Foment del Turisme se exhibieron con un posicionamiento de una isla para los amantes de la naturaleza y el deporte, la noticia de la no celebración de la tercera edición de la prestigiosa Menorca Maxi ha caído como un jarro de agua fría. Los motivos oficiales que han trascendido hasta el momento son que los armadores han decidido aplazar la competición por la imposibilidad de poder traer embarcaciones de mayor y menor eslora que exigía el calendario internacional. Pero al conocerse que esta decisión surge de una votación entre armadores, lo de las exigencias del calendario internacional y las esloras me ha sonado a excusa de error informático. Las declaraciones del empresario y armador Alberto Palatchi, principal impulsor de la Maxi, en las que afirmaba que se siente insatisfecho por la decisión mayoritaria del resto de armadores, me lo acaban de corroborar. Por otro lado, el hecho de que el dueño de Pronovias reclame a la isla un acuerdo social y político para recuperar este evento de interés náutico, deportivo y turístico para que vuelva a celebrarse en 2017 me hace recordar que en su momento también trascendió que se buscaba un patrocinador privado que costeara la inversión de traer la regata más allá de las ahogadas arcas del Consell (a perro flaco, todo son pulgas). Mientras tanto, cruce de reproches entre partidos políticos por lo que pudo ser y no será.
Las regatas de estas características tienen siempre dos escenarios donde se disputa el evento. Uno se sitúa en el campo de regatas y en este sentido Menorca tiene todos los atributos posibles para seguir siendo una de las mejores del circuito. En esto somos y seremos imbatibles. Pero el segundo escenario es en tierra, y aquí tengo la percepción de que no damos la talla. Y no damos la talla porque nos falta aprender o quizás directamente copiar o inspirarnos de lo que se cuece en este tipo de regatas, cuando los armadores y todas sus tripulaciones bajan de sus embarcaciones. Nuestro hándicap es que solo podemos dar lecciones al mundo de nuestra Menoca slow, verde y tranquila, pero hay días que el cuerpo nos pide algo más y aquí tenemos que mejorar. Copiemos si hace falta de nuestros vecinos mallorquines o ibicencos, tanto que los criticamos, pero copiemos lo bueno. En Palma los Maxis aterrizaron en 2004 y desde entonces no se han movido. Nosotros los hemos tenido dos años y ya han volado. Algo pasa con Wally.