Los hoteles boutique están de moda. Proliferan los establecimientos marcadamente urbanos en Palma, al tiempo que la ciudad gana peso como destino alternativo al sol y la playa. Será a finales de mayo cuando abra sus puertas Bo Hotel Palma, reservado para los city lovers.
Bo Hotels, de capital alemán, tiene ya intereses en Mallorca, como el restaurante Ritzi de Puerto Portals y el Bo Cocktail & Sushi, además de contar con una dilatada experiencia empresarial. Los hoteles Grand Palazzo en Croacia y el Bo Hotel Hamburgo forman parte del grupo, que está ahora construyendo su primer establecimiento hotelero en Palma, concretamente en la calle Sant Joan, muy cerca de la Llonja.
Claudio Marini es el director general de Bo Hotels, un enamorado de Mallorca y un firme defensor de las empresas isleñas. De hecho, en la reforma integral del edificio que albergará el Bo Hotel Palma solo participan empresas de Balears.
Marini, exdirector comercial del reputado restaurante de Portals Nous Tristán, fue contratado por un empresario búlgaro para lanzar un complejo vinculado al golf en Sofía. Posteriormente dirigió el Thracian Cliff, que fue elegido como el mejor resort de golf de 2014. Regresó a Mallorca de la mano de los empresarios de Bo Hotels, después de trabajar en la cadena de restaurantes búlgaros Happy.
Bo Hotels adquirió la finca donde se ubicará el establecimiento hace ya tres años y, además del hotel, habrá un Bo Restaurante de 120 plazas, que ocupará la totalidad de la planta baja y el entresuelo. Marini asegura que la pasta tendrá un rol importante y explica que la carne y los pescados se realizarán a la brasa. “Está destinado a un público muy amplio, un restaurante muy urbano, centrado en el sabor”, explica.
CINCO ESTRELLAS. El establecimiento será un hotel boutique de cinco estrellas con 19 habitaciones. El edificio dispone de tres plantas con seis habitaciones en cada una de ellas. Además, en el ático existirá una única habitación, la Sky Suite, de 42 metros cuadrados, con una terraza particular y el valor añadido que supone ver la catedral desde la cama.
“Será un hotel muy personalizado”, asegura Marini, que explica cómo la propiedad ha querido salvaguardar la fachada original del edificio. “La fachada ha sido restaurada por completo. En la cornisa tiene unos ornamentos de principios del siglo pasado que han sido reconstruidos por completo. De igual forma, los balcones han sido restaurados y reforzados, e incluso se mantendrá la barandilla original, aunque ha tenido que ser adaptada a la normativa”, explica el constructor Miguel Fernández de Peñaranda.
El hotel, que tendrá abierto los doce meses del año, tendrá su entrada por la calle Vallseca. El establecimiento está pensado para visitantes que quieren estar en la ciudad, a los que Bo Hotel denomina city lovers, amantes de la ciudad. Uno de los lemas de la compañía es “con orgullo, corazón y pasión”, que refleja perfectamente la filosofía tanto del hotel como del restaurante.
El establecimiento será comercializado de forma directa, sin intermediarios. “Un hotel de ciudad no está destinado a familias que acostumbran a acudir a un resort, sino que esperamos parejas, grupos de amigos...”, asegura el director general, y añade que “Palma como destino de compras se está posicionando muy bien”.
Las obras empezaron en marzo de 2015 y la apertura del hotel está prevista para finales de mayo.
En el tejado existirá una esquina del bienestar con una pequeña piscina, hamacas, sauna, baño turco, además de una preciosa vista de la catedral.
La apuesta por la tecnología es clara en Bo Hotels. Además de disponer de wi-fi en todo el hotel, cada una de las habitaciones tendrá un televisor Samsung de última generación que, por ejemplo, permite escuchar tu propia música a través de los altavoces. Además, todo el hotel está dotado de un sistema de domótica, que permite al cliente regular el aire acondicionado, la calefacción, la iluminación...
“El cliente puede decidirlo todo”, afirma Marini, que rápidamente matiza que lo único que controla directamente el hotel son los altavoces.
Hotel Bo dispondrá también de un sistema de minibar diferente al habitual. De hecho, será como una pequeña cocina en la que, además de todo tipo de botellas, habrá bandejas de comida al gusto del cliente. “No es un minibar al uso, sino que el cliente tendrá a su disposición diferentes bocadillos, quesos, sándwiches...”, asegura.
El hotel solo ofrecerá a sus clientes alojamiento y desayuno, que se servirá en el restaurante. En todo caso, el director general explica que su idea es fomentar que el cliente pueda desayunar en la cama y para ello facilitarán una gran bandeja con ruedas.
El establecimiento contará con espacios comunes para que el cliente pueda disfrutar de cada rincón y de cada segundo de su tiempo. La propiedad, en constante evolución, prepara nuevos proyectos de futuro. Existe la posibilidad de concretar dos nuevas inversiones en el Portitxol y s'Arenal, aunque nada se ha concretado aún.
Claudio Marini está especialmente orgulloso de que una de las decisiones estratégicas de la empresa sea trabajar con proveedores mallorquines, a los que valora por su calidad.
El constructor Miguel Fernández de Peñaranda, encargado de la reforma, destaca la calidad de los materiales empleados y el empeño de la propiedad por conservar los elementos originales del edificio.