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A fuego lento

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Hace poco que ha entrado en vigor la “Ekotasa”, como me gusta llamarla, aunque sepa que se llama “Impuesto sobre estancias turísticas” y es que es un impuesto que, como residente en las Pitiusas, me toca especialmente las narices. Ya no solo porque a los liberales nos fastidien, en general, todos los nuevos impuestos, los llamen como los llamen (ecológicos, sostenibles, etc.), sino porque de lo recaudado en nuestras islas -de los casi diez millones que se esperan recaudar- no vamos a oler nada o casi nada.

El trasfondo de todo esto tiene dos explicaciones: La primera está relacionada con el “crony capitalism”, o como se dice ahora “capitalismo de amiguetes”, consistente en que tras una economía supuestamente capitalista se esconde una conspiración entre determinados sectores y políticos. Los primeros presionan y consiguen que los segundos legislen a su favor y detraigan rentas que, en buena lógica, podrían tener destinos menos indecentes y más útiles para el ciudadano. La segunda explicación viene de la mano de los planteamientos socialdemócratas tan de moda últimamente, hasta los de Podemos así se consideran, y no deberían engañarnos. La socialdemocracia no es más que un socialismo que cocina a los ciudadanos (a todos, seguidores y detractores) a fuego lento. De ahí que siempre haya una justificación para gastar más, no recortar gasto superfluo o dar una vuelta de tuerca más al contribuyente.

La “Ekotasa” sería un buen ejemplo de plato “cocinado a baja temperatura” (detraigo dinero de tus turistas que destino a pagar favores a mis amiguetes: piedras que inaugurar, cintas que cortar, observatorios que crear...) y el otro -muy de moda y polémico- nuestra flamante futura Facultad de Medicina.

El caso de la “Facul”, los de Podemos la clavan -y mira que me duele reconocerlo- pero lo que he leído de su planteamiento… oye, 9 sobre 10. Desde Ibiza/Formentera todavía se ve más sangrante eso de destinar dinero a que se formen, con nuestros impuestos, alumnos del resto de España en lugar de ayudar a nuestros hijos que (sí o sí) tiene que salir de la isla a realizar sus estudios superiores (ir a Mallorca también es salir para nuestros hijos). Lo siento, pero la nueva facultad, los 4 millones/año que va a costar, no considero que sea una prioridad social, asistencial, sanitaria o educativa. Que su financiación esté garantizada “gracias a la ampliación del límite de déficit del 0,3 al 0,7% del PIB” es para mear y no soltar gota. Ole, ole y ole… así me gusta, que se financie con deuda y a cargo de las futuras generaciones (#IroníaOn).

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