El pasado mes de mayo tuvo lugar la presentación de la marca #Palmabeach. Esta iniciativa puesta en marcha por empresarios de ocho locales situados en la Platja de Palma pretende hacer un lavado de cara al turismo que cada verano desde hace ya algunas temporadas estivales llega a la zona. Se pretende recuperar la imagen que se proyectaba hace 20 años.
Los locales de restauración que lideran la iniciativa son Ginger, Chiringuito Beach House, Bonito Soul Kitchen & Margarita Bar, Chalet Siena, MG Café, Sea Club, Mikel & Pintxo y los balnearios 4 y 8, gestionados por Mar de Mallorca. Para Juan Miguel Ferrer, uno de los impulsores, #Palmabeach empieza como una necesidad de tener una marca paraguas donde se pueda acumular todo el buen gusto y las buenas formas y costumbres de la zona. “Se quiere cambiar imágenes y comentarios negativos por imágenes y comentarios positivos”. Por este motivo, la iniciativa “surge de una necesidad privada para intentar cambiar las cosas y el modelo turístico que tenemos actualmente. Presentar otro lifestyle y otra forma de disfrutar la playa, con más valores. Subir la calidad de la zona y cambiar el modelo turístico.”, declara el empresario, quien aclara que es la marca la que busca los establecimientos adecuados para fomentar unos altos índices de calidad.
Poco a poco se ha ido aumentando el número de establecimientos adheridos a la marca, pertenecientes a tres sectores diferentes: hotelero, restauración y ocio.
En el sector hotelero Palmabeach ya cuenta con diez establecimientos: Pure Salt Garonda, Hotel Playa Golf, Riu San Francisco, Riu Bravo, Riu Festival, Iberostar Playa de Palma, Iberostar Bahía de Palma, Iberostar Cristina, Hipotels Gran Playa de Palma e Hipotels Playa de Palma Palace, aunque no se descartan nuevas incorporaciones.
Por último, en el sector de ocio se encuentra el Golf Son Gual que se ha incorporado para introducir el deporte y el golf, el Palma Aquarium, los clubes náuticos de Can Pastilla y de s'Arenal y Rotorflug Helicopters.
A lo largo de los años la Platja de Palma ha sufrido un cambio radical, tal y como explica el empresario. “Se ha cambiado de aguas cristalinas y un turismo de calidad, que se ha degradado desde hace 15 años, hasta el mal llamado turismo de borrachera. Ahora se ve esperanza en la regeneración gracias a las inversiones de cadenas hoteleras y restaurantes”, afirma Ferrer.
MEDIDAS. Para el empresario es imprescindible poner orden al nivel de limpieza y mejorarlo; y dar la seguridad jurídica para que los clientes se sientan protegidos, castigando la delincuencia, prohibiendo la venta ambulante o regulando temas incapaces de ser regulados por la legislación actual. Por parte de las instituciones hay predisposición pero no se llevan a cabo actuaciones para arreglar los problemas de raíz, según comentan los empresarios. “Se necesitan inversiones en infraestructuras varias (parkings, dinamización de la playa) además de una fuerte inversión en marketing y posicionamiento de la marca en los mercados emisores”, añade Ferrer.
La existencia de negocios que ofrecen a los turistas consumiciones a precios muy económicos no es para el empresario un problema insalvable. “Creo que entre todos se puede conseguir, pero es complicado. Tiene más fuerza la oferta que se decanta por ese tipo de promociones, pero para ello nace #Palmabeach. Creo que es esencial por parte de los mallorquines y de los palmesanos querer cambiar esta situación para las próximas generaciones. Tenemos que crear un sistema económico que sea sostenible a futuro y este actual no lo es”, afirma. “Se pretende situar a Platja de Palma entre las mejores playas del mundo junto con la capital de Palma”, indica.
HOTELES. Muchos hoteles de la zona ofrecen habitaciones a precios muy reducidos que se llenan durante la temporada estival. La mayoría de sus clientes son turistas que buscan unas vacaciones a bajo precio. Para Ferrer ese tipo de hoteles “no tienen ninguna salida de mercado. Están obsoletos, no tienen capacidad en metros cuadrados para poder reformarse o expandirse. Por todo ello, su futuro es preocupante, seguirán siendo hoteles de baja categoría, sin más posibidades”, concluye Juan Miguel Ferrer.