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Las islas del Mediterráneo no convergen con Europa

La Cumbre del Mediterráneo reunió a los presidentes de Córcega, Balears y Cerdeña. | Redacción Local

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Las islas del Mediterráneo son más vulnerables que los territorios continentales. Tienen un PIB per cápita inferior a la media de la UE, su economía no está tan diversificada, son poco competitivas y no están convergiendo hacia la media europea. Todo ello hace pensar al Govern balear que los dirigentes de los territorios insulares tienen que ir de la mano para pedir a la Unión Europea que compese la insularidad con programas comunes y financiación estable.

El estudio Illes de la Mediterrània i l'estratègia a Europa 2020 del Centre Balears Europa analiza la economía de diez territorios insulares de la UE: Balears, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Malta, Chipre, Creta, las Islas Jónicas, el Egeo Meridional y el Egeo Septentrional.

LAS 10 REGIONES. Las diez regiones estudiadas presentan características dispares. Malta es un estado independiente situado en el centro del Mediterráneo. Chipre, ubicado en el este, muy cerca de Turquía, Siria y Líbano, también es un estado. Ambos forman parte de la Unión Europea.

Córcega pertenece a Francia y está situada entre Balears e Italia. De Italia aparecen dos regiones: Sicilia, situada justo debajo de la Península Itálica, es la mayor isla del Mediterráneo y la más poblada de las que aparece en el estudio, con más de cinco millones de habitantes; por su parte, Cerdeña es la segunda mayor en tamaño y está ubicada debajo de Córcega.

Grecia completa el estudio con cuatro regiones. El Egeo Septentrional (Voreio Aigaio) son las islas griegas del norte e incluye Icaria, Lesbos, Lemnos, Quíos y Samos, de actualidad por la llegada de refugiados debido a su cercanía con Turquía. El Egeo Meriodional (Notio Aigaio) es conocido turísticamente, ya que incluye islas como Milos, Miconos, Rodas y Santorini. Justo abajo se encuentra Creta, que también se analiza. Y la última región estudiada son las Islas Jónicas, al oeste del territorio griego continental, que incluye islas como Corfú o Ítaca.

El punto de partida es el análisis de la competitividad de estas regiones en siete áreas: entorno empresarial, agenda digital, innovación, educación, mercado laboral, inclusión social y sostenibilidad ambiental.

De acuerdo con la visión del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita por regiones, ninguna de las islas del Mediterráneo estudiadas tienen una actividad superior a la media de la Unión Europea y parece que “no se está dando un proceso de convergencia real y sólido”.

El impacto de la crisis fue especialmente intenso en Grecia, y no se recuperó después de 2010 como sí hicieron el resto de países en mayor o menor modo. Del mismo modo, Chipre también presentó dificultades más notorias. Malta vivió una recesión moderada en 2009 y retomó rápidamente la senda de crecimiento. Y en Córcega la crisis no les afectó en términos de PIB.

La evolución del PIB per cápita de 2000 a 2014 demuestra que, en general, las islas griegas, francesas e italianas estudiadas presentan niveles inferiores de desarrollo que el conjunto de sus respectivos países. El Egeo Meridional, al que pertenecen islas griegas muy turísticas, es la excepción. Ocurre lo mismo en Balears, ya que su PIB per cápita era superior al de la media española en 2014.

Sin embargo, el nivel de bienestar medio de las regiones estudiadas no se ha incrementado. En el año 2000, solo Balears superaba la media de la Unión Europa, con un PIB per cápita de 23.700 euros (en paridad de poder adquisitivo) frente a los 19.600 euros de la UE-28. En 2014, la media era de 27.500 euros y Balears se ha quedado por debajo con 26.200 euros, al igual que las demás regiones. Sin embargo, el Archipiélago era, y sigue siendo, la región más desarrollada de las estudiadas, medido por PIB per cápita.

Córcega, Cerdeña, Sicilia y Malta se vieron menos afectadas por la crisis económica. Córcega y Malta presentan una tendencia poco positiva de convergencia hacia la media de la UE, mientras que Cerdeña y Sicilia se están quedando atrás.

COMPETITIVIDAD. El Índice de Competitividad regional, cuyos últimos datos publicados pertenecen a 2013, muestra que las diez regiones estudiadas están incluidas entre las peores de sus respectivos países y entre los peores de la Unión Europea. “Las islas del Mediterráneo no solo están muy por detrás de las regiones más competitivas de Europa, sino que están a la cola de sus países en términos de competitividad”, indica el estudio. Balears (188) es la segunda región mejor posicionada después de Chipre (163) de un total de 262 regiones. Las peores son las cuatro regiones griegas: Creta (240), Egeo Septentrional (243), Islas Jónicas (249) y Egeo Meriodional (257).

El estudio del Centre Balears Europa también analiza la productividad. Una manera de observarla es con la productividad laboral, es decir, el valor añadido por persona ocupada. Pues bien, todas las islas del Mediterráneo analizadas excepto Córcega están por debajo de la media de la UE-28 y no ha habido una convergencia real o sostenida de esta magnitud en las islas del Mediterráneo respecto a la media europea en los últimos 15 años. Además, desde el inicio de la crisis, la baja productividad puede haber sido compensada con salarios más bajos para frenar el aumento de costes.

AGENDA DIGITAL. La falta de datos no permite estudiar la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el entorno empresarial, que generan grandes incrementos de productividad. Sí que se compara la conexión a internet de banda ancha de los hogares y, a excepción de Malta, las regiones estudiadas presentan una menor implantación.

Solo Balears ha alcanzado el objetivo de elevar el uso de internet por parte de particulares al 75% en 2015, que superaba con una cifra del 78%. Eso sí, en 2015 tendría que haber disminuido un 15% la población que nunca ha utilizado internet y ninguna región insular de las estudiadas ha cumplido el objetivo.

INNOVACIÓN. Uno de los objetivos de la UE es fomentar la innovación y conseguir un gasto en I+D del 3% del PIB en 2020. En 2013 la media fue del 2,03%. Sin embargo, las islas del Mediterráneo no llegan a la media europea ni a la de su país. Creta es la única región que sobresale, con un 1,37%, mientras que Balears registra un 0,34%, de los más bajos.

El informe también pone de manifiesto que la inversión privada en I+D necesita mejorar en las islas, ya que la poca que hay está concentrada sobre todo en universidades y organismos de investigación públicos. Se atribuye la escasa presencia de empresas de alta tecnología a que hay muchas pymes de nivel tecnológico bajo o medio concentradas en sectores de bajo valor añadido. Además, se menciona la poca relación entre investigación y sector empresarial como un escollo.

El número de investigadores presentes en las islas es muy bajo en comparación con los territorios continentales en general y las capitales en particular. Creta es de nuevo una excepción, mientras que Córcega y Balears presentan respectivamente los porcentajes más bajos de Francia y España.

ENTORNO EMPRESARIAL. En cuanto a la composición sectorial de la actividad, se observa que todas las regiones insulares presentan una elevada concentración de servicios no financieros -comercio, transporte, alojamiento y restauración-, siempre superior al 20% y que llega al 46,64% en el Egeo Meridional, al 41,92% en el Egeo Septentrional y al 36,20% en Balears.

La agricultura no está muy presente en términos generales, y la industria solo es significativa en Malta, Creta, Sicilia y Cerdeña. El sector público tiene una penetración desigual, desde el 15,52% de las Islas Jónicas al 33,26% de Córcega. Además, el turismo es muy importante en todas las islas.

Todo ello lleva a concluir que la economía de las islas del Mediterráneo se concentra en pocas actividades, sobre todo el turismo. Por tanto, son economías poco diversificadas. Se considera, en consecuencia, que es crucial mejorar la diversificación y la especialización sectorial en segmentos de la economía del conocimiento para mantener una viabilidad económica a largo plazo.

EDUCACIÓN. Balears lidera el fracaso escolar en las islas del Mediterráneo estudiadas, con un 26,7% de abandono escolar prematuro en 2015. Cerdeña, Sicilia y Malta se sitúan cerca del 20%. Por el lado contrario, es destacable que Chipre ha alcanzado con creces el objetivo de situar por debajo del 10% el abandono escolar prematuro en educación y aprendizaje (5,3%). La media es del 11%.

Estos malos resultados están relacionados, según el estudio, con una estructura económica basada en actividades como el turismo, que demandan perfiles laborales de baja formación. Asimismo, en estas zonas el informe destaca que seguir estudiando tampoco garantiza un puesto acorde a la capacitación, ya que el mercado laboral no demanda los perfiles muy cualificados.

Respecto a la población de entre 30 y 34 años con estudios superiores o equivalentes, el objetivo de la Unión Europea en la estrategia Europa 2020 es llegar al 40% de la población. En su conjunto, en 2015 ya se llegó al 38,7%. Chipre ya presenta un porcentaje del 54,6%. Córcega y Sicilia no llegan al 20%, Balears presentaba en 2015 un 29,1%, Malta un 27,8% y las islas griegas estaban también por debajo del 30%. Una vez más, estas diez regiones presentan resultados por debajo de la media de la Unión Europea y de sus respectivos países.

MERCADO LABORAL. En mercado laboral, las diferentes regiones estudiadas presentan situaciones dispares. Balears tiene la mayor tasa de ocupación (68,9%), que no supera la media de la UE 28 (70% en 2015), pero que es muy superior a las islas italianas de Sicilia (43,4%) y Cerdeña (53,5%), y similar a la de Malta (67,8%) y Chipre (67,9%).

Respecto al desempleo, las islas del Mediterráneo presentan cifras que están lejos de la media de la UE, ya que en 2015 el porcentaje de desempleo a partir de 15 años fue del 9,4%. En Córcega (8,5%) y en Malta (5,4%) fue menor, mientras que en Balears registró un 17,3%. La peor región fue Creta, con un 24,2%.

INCLUSIÓN SOCIAL. El porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social también es más negativo en las regiones insulares del Mediterráneo analizadas. Sicilia presenta una situación “inquietante” con un 40,1%, mientras que Cerdeña y el Egeo superan el 20%. Balears presentó en 2014 un porcentaje de población en riesgo de riesgo de pobreza y exclusión social del 17,9%. Malta (15,9%) y Chipre (14,4%) están mejor que la media europea (17,2%).

MEDIO AMBIENTE. Especialmente pesimistas son las conclusiones del capítulo de sostenibilidad ambiental. Partiendo de que un turista consume entre tres y cuatro veces más agua que un residente permanente, la escasez de agua y la sequía afectan especialmente a Chipre, el Egeo, Balears, Sicilia y Creta. Las islas del Mediterráneo presentan una gran vulnerabilidad frente al cambio climático y poca capacidad para adaptarse a él. Salinización de las aguas subterráneas, disminución de las precipitaciones, aumento de la tempertura por encima de la media de la UE, olas de calor y disminución del turismo de verano son los principales consecuencias potenciales.

CUMBRE DE PRESIDENTES. El Govern quiere hacer frente común con las demás islas del Mediterráneo para poder optar a financiación europea. Con este objetivo se reunió Francina Armengol con el presidente de la Región Autónoma de Cerdeña, Francesco Pigliaru, y el presidente del Consejo Ejecutivo de Córcega, Gilles Simeoni, en la Cumbre del Mediterráneo que tuvo lugar el 21 de noviembre. Acordaron hacer piña para tener una voz conjunta en el Comité de las Regiones en la negociación de los fondos europeos, que es un organismo de carácter consultivo.

El Centre Balears Europa encargó y financió el estudio, impulsado por el Consell de Govern para tener una base sólida y objetiva a partir de la cuál poder negociar. Su directora, Marta Neus López, explica que hay que empezar las negociaciones ya para poder optar a fondos europeos en la próxima década. “Pedimos la implementación de medidas que compensen hechos diferenciales de los territorios, en nuestro caso la insularidad. Para ello hemos propuesto el espacio de cooperación de islas del Mediterráneo. El objetivo es conseguir un programa operativo para las islas que esté bien dotado”, indica.

El Govern hace el símil con Madeira, las Azores y Canarias, que cuentan con un plan propio de ayudas que reconocen la ultraperificidad. “De manera similar, queremos conseguir que haya un programa operativo bien financiado que reconozca la perificidad y compense los costes que genera mediante la búsqueda de soluciones comunes en todos los territorios afectados”.

Para ello, tienen que contar con el apoyo del Gobierno central y acaban de mandar una carta a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. “Nosotros ya hemos empezado a tejer alianzas estratégicas con otras regiones pero necesitamos al Estado como aliado, porque es el Gobierno el que va a la Comisión Europea y presenta sus propuestas”.

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