Próximamente se cumplen 19 años del estreno de la película “El show de Truman”. En ella su protagonista, Truman Burbank (Jim Carrey) está expuesto a las cámaras desde su nacimiento y, sin ser consciente de ello, su vida es filmada las 24 horas del día y retransmitida en vivo y en directo en todo el mundo. Un ente superior, liderado por el productor Christof (Ed Harris), maneja todos los aspectos de la vida de Truman: desde sus relaciones personales, pasando por el clima o la duración de los días, hasta llegar al control total de sus emociones.
Un film que sugiere una dura crítica al fenómeno de la telerrealidad, en la que una entidad (“el ojo que todo lo ve”) vigila, dirige y gobierna la vida de un grupo de individuos en un contexto determinado.
Pues bien, hay quien sostiene que ya está entre nosotros el Gran Hermano tributario:
No descubro nada nuevo si afirmo que la Administración tributaria dispone de una ingente cantidad de datos de los contribuyentes. Esta información le es facilitada, por imperativo legal, a través de empresas, fedatarios públicos, otras Administraciones, entidades de crédito, aseguradoras, promotores de planes de pensiones, entidades sin fines lucrativos y titulares de los registros públicos, entre otros muchos. Sin embargo, en los últimos tiempos, parece que este control está alcanzando cotas insospechadas.
En efecto, desde el 1 de julio de 2017, y en virtud de la aprobación del Real Decreto 596/2016, de 2 de diciembre, las empresas con un volumen de operaciones anual superior a 6 millones de euros tienen la obligación de remitir a la Agencia Tributaria sus libros registros de facturación cada 4 días naturales. En la práctica, este estricto mecanismo de control del IVA, conocido como Suministro Inmediato de Información (SII), permitirá que Hacienda disponga de la información en tiempo real del 80% de la facturación empresarial en España.
Por si esto fuera poco, parece que la pequeña empresa tampoco se libra: el pasado 26 de julio, se publicó un proyecto de orden ministerial por el que se pretende adelantar al mes de enero la presentación de la declaración anual de operaciones con terceras personas (modelo 347), que hasta hace poco se presentaba en marzo. De prosperar esta medida, las pymes difícilmente dispondrán de tiempo suficiente para revisar el importe a declarar de las operaciones realizadas con sus clientes y proveedores que superen los 3.005,06 euros. De nuevo, la finalidad perseguida resulta evidente: obtener información instantánea.
Y si algún osado contribuyente pretendiera resistirse a lo que ya es una realidad, la Administración tributaria siempre podrá recurrir a aquella frase que Christoph le dijo a Truman cuando este trató de escapar de Seaheaven (el gigantesco plató en el que trascurría su delirante vida): “Te observé cuando naciste, te observé cuando diste tu primer paso, observé tu primer día de colegio. Cuando perdiste tu primer diente. No puedes irte, Truman. Este es tu sitio. Conmigo”.