La palabra “endeudarse” hace tiempo que tiene connotaciones negativas. Sobre todo desde la última crisis económico-financiera, donde se considera el excesivo endeudamiento, entre otras, una de las causas de dicha crisis.
También indicar que cuando se dice que una empresa está muy endeudada, se piensa que es negativo. No es cierto del todo, dado que hay que matizar y analizar qué hace la empresa con esa pretendida deuda excesiva.
En economía se utilizan vocablos que a veces para los que no están en el mundo financiero pueden ser raros. El apalancamiento financiero es uno de ellos. Este es un elemento clave para el empresario pues este concepto relaciona el efecto causado por el endeudamiento sobre la rentabilidad.
Tiene que ver con la rentabilidad que genera una inversión que es realizada con dinero ajeno, prestado. Por lo tanto, se entiende por apalancamiento la relación entre capital propio (el puesto por el socio) y capital prestado (crédito) invertido en un activo u operación financiera.
El apalancamiento financiero consiste en endeudarse para provocar con la inversión donde hemos destinado esa financiación un mayor beneficio y por lo tanto una mayor rentabilidad financiera al socio. Pero es obvio que cuanto mayor sea la deuda, esta provocará mayores intereses financieros y esto afecta de forma negativa a los beneficios esperados de la inversión.
Para muchos puede parecer que la mejor opción para la financiación de un negocio o inversión es el uso de fondos propios, para evitar el endeudamiento y los gastos financieros ligados a esa deuda; sin embargo, en ocasiones, dependiendo de las circunstancias, la deuda para dicha financiación puede resultar rentable para la empresa, ya que ocasiona un aumento de su rentabilidad financiera, y a esto se denomina efecto apalancamiento financiero positivo.
Por lo tanto, la clave está en conseguir que los beneficios derivados de la inversión que hemos financiado con deuda sean superiores que las pérdidas provocadas por los costes financieros ligados a la financiación.
Esto se traduce en una fórmula que nos indica si ha sido positivo o no el apalancamiento financiero. Esta fórmula indica que el apalancamiento será positivo cuando la rentabilidad financiera aumente gracias al mayor volumen de deuda y eso ocurre cuando el coste de esa deuda (los intereses) es inferior a la rentabilidad económica. Es decir, la rentabilidad o rendimiento económico obtenido de los activos, donde se ha invertido, es superior al coste de la deuda.
En cambio, se considera que el apalancamiento financiero es neutro cuando no causa variación alguna en la rentabilidad financiera. Es decir, la rentabilidad o rendimiento económico obtenido de los activos es igual al interés que se paga por la deuda, de esta manera el empleo o aumento del endeudamiento no provoca variación alguna en la rentabilidad financiera y entonces la obtención de la deuda es indiferente para la rentabilidad financiera.
El problema llega cuando el apalancamiento financiero es negativo. Es decir, cuando ese apalancamiento causa una disminución en la rentabilidad financiera. Entonces, la rentabilidad es inferior al interés que se paga, de tal manera el empleo o aumento del endeudamiento empeora la rentabilidad financiera y en este caso se dice que la deuda es improductiva o negativa. Y aquí empieza, a veces, el declive y la más que probable muerte de muchos negocios. Porque la deuda hay que pagarla.
En conclusión, es bueno endeudarse, pero cuando se sabe en qué activos invertir con este dinero prestado y dar un rendimiento a ese activo (más ventas y beneficios) que permita aumentar la rentabilidad del accionista.