El comercio social o social trading, como es mundialmente conocido, es una innovadora modalidad de inversión. Surgió a través de la web 2.0 y posibilita a los usuarios ejecutar operaciones financieras de manera automática, simulando las estrategias que realizan los inversores a nivel profesional. Recibe este nombre porque opera de manera similar a una red social en la que los usuarios financieros intercambian técnicas, percepciones y resultados.
En ese contexto, el social trading se considera una modalidad colaborativa que permite a inversores inexpertos interactuar con profesionales de tal modo que ambas partes salgan beneficiadas. Los usuarios con poca o nula destreza en el mundo de las finanzas pueden emular sus técnicas y estrategias. En tal sentido, incrementan su experiencia y aprendizaje de una forma rápida y eficaz.
De igual modo, los inversores con experiencia se benefician con una comisión por posibilitar a los nuevos inversionistas acceder a sus indagaciones, estrategias y resultados. Esta actividad se lleva a cabo a través de diversas plataformas digitales mediante las cuales se facilitan estadísticas con los movimientos y rendimientos de los inversores profesionales. Todo aquel que se halle interesado en seguir los movimientos de un experto inversor puede adquirir esa información y elegir adecuadamente.
Asimismo, esta modalidad de inversión destaca por la libertad informativa con la que cuentan los usuarios, así como por su absoluta claridad. En tal sentido, las plataformas reflejan las estadísticas y movimientos de cada profesional de manera nítida. Asimismo, es considerado por diversos profesionales como la inversión de futuro ya que extermina la figura del intermediario y vincula a los inversionistas inexpertos de manera directa con los inversores expertos.
De esta forma, entre las principales ventajas que presenta el comercio social, además de la sencillez, podemos distinguir:
No se necesitan análisis técnicos
Una de las principales ventajas de este sistema de inversión es que no precisa análisis técnicos para obtener resultados positivos. Tampoco será preciso estar pendiente del ordenador buscando noticias, ya que el experto desempeñará esas funciones facilitando el trabajo al nuevo inversor.
Obtener beneficios aprendiendo
Con esta modalidad no es preciso ganar experiencia para comenzar a obtener resultados. Se puede aprender simulando los movimientos de los expertos y como resultado conseguir beneficios a consecuencia de ello.
Aprender de forma rápida y eficaz
El comercio social minimiza el tiempo de aprendizaje dedicado a invertir. Al seguir los movimientos de los profesionales se aprende a mayor velocidad. De igual modo, se puede proceder automáticamente ganando tiempo en el proceso.
Diversificación
A través de las plataformas digitales de comercio social se puede operar con diversos activos, en función de los expertos a los que sigas y de las finanzas en las que se muevan.
Se crea una sociedad de inversionistas
Se pueden intercambiar técnicas, percepciones y resultados con otros inversionistas. También, al tratarse de una sociedad en línea se puede tener acceso desde cualquier punto del planeta si la conexión a internet está disponible.
De este modo, aunque se trate de una modalidad sencilla de inversión, no quiere decir que el dinero llegue por sí solo. Para obtener beneficios se precisa mucha precaución y estudio ya que se debe escoger al mejor inversor a la hora de seguir sus pasos. Asimismo, es conveniente tener presente que este tipo de inversión no está exento de riesgos. Dependemos en todo momento de las decisiones del inversor; si él se equivoca nos equivocamos nosotros. No obstante, a día de hoy, gracias a la dilatada experiencia que atesoran los inversores hacen presagiar unos óptimos resultados.