Como recordaban en el (muy recomendable) blog “Nada es Gratis” en el artículo, relacionado con las emisiones de CO2, “Precios vs Cantidades. Un homenaje a Marty Weitzman”, este verano moría Weitzman, profesor de la Universidad de Harvard y uno de los economistas más influyentes en temas sobre el cambio climático y las catástrofes medioambientales. El artículo “Prices vs Quantities” (1974) fue un estudio clave para entender cuándo la regulación de un mercado debe centrarse en fijar cantidades o fijar precios.
Los economistas –la mayoría– solemos priorizar, más que el resto de los mortales, la importancia de los precios por encima de la cantidad ofertada. Casualmente a los políticos, especialmente los de izquierdas, también valoran la importancia de los precios… pero para intervenirlos. Los economistas también sabemos que regulando precios las cantidades ofertadas se van a ver alteradas de forma artificial.
En el blog se recuerda, para a las emisiones de CO2, que en un mundo donde un regulador tuviera información perfecta no habría diferencias entre regular precios o regular cantidades. En problema es que, en la práctica, los operadores del mercado (reguladores, oferentes y demandantes) tienen una información muy limitada.
En el mercado del alquiler ocurre exactamente lo mismo.
En el artículo escrito en 1970 por el Premio Nobel de Economía (2001) George Akerlof que llevaba por título “El mercado de limones”, en alusión a cómo se conocen los coches de segunda mano en Estados Unidos, explicaba que algunos de los fallos del mercado derivados de esta información limitada o imperfecta se dan cuando el vendedor es el único que realmente tiene la información completa sobre la calidad del coche. Algo que coincide con el mercado del alquiler, cuando el inquilino es el que sabe el uso/trato que va a dar al inmueble.
A través de propuesta muy distintas, como las que proponen Weitzman y Akerlof, llegamos a que la cuestión clave de un mercado es la información. Da lo mismo el tipo de regulación que busques, a través del precio o de la cantidad, si no puedes establecer un mecanismo en el que la información que tienen oferentes y demandantes sea transparente y de calidad, cualquier intervención va a ser ineficiente.