José Guillermo Díaz Montañés, CEO de Artiem Hotels, ha vivido una temporada complicada, plagada de incertidumbre, pero con una ocupación, unos precios y una rentabilidad económica mucho mejor de lo previsto. «Ha sido una temporada complicada. La planificamos con mucha incertidumbre y a medida que evolucionaba íbamos mejorando las previsiones. La ocupación y los precios han sido mucho mejores de los previstos, aunque hemos tenido que lidiar con muchas dificultades como roturas de stock, incremento de precios o contratación de personal que la han hecho complicada. Nuestra rentabilidad económica ha sido mejor de lo previsto inicialmente y mejor que 2019. Es verdad que los precios los hemos podido subir y han tenido un impacto positivo aunque no sabemos si serán sostenibles en el futuro. Lo positivo ha sido que esta situación nos ha incentivado a repensar, revisar e introducir cambios importantes en nuestros procesos para tratar de mitigar una escalada de precios continua», señala.
Díaz Montañés está orgulloso del trabajo realizado en materia de sostenibilidad y circularidad. «Hemos participado como miembros de la Fundación Impulsa y con Aenor en un proyecto piloto para certificar nuestra estrategia de economía circular. Lo que hemos hecho ha sido ordenar los distintos objetivos, proyectos y planes de acción que ya veníamos implementando hace años bajo el modelo elaborado por la Fundación. Un proyecto a destacar podría ser el 8/80 (reducir nuestra huella de CO2 un 80% en ocho años) estamos en el año cuatro y estamos en una reducción del 38%. También llevamos desde 2018 trabajando en la reducción de desperdicio alimentario, eliminación de envases de un solo uso, cero plásticos, valorizar los residuos o dando una segunda y tercera vida al ciclo del agua. Ahora bien, Artiem quiere ser un modelo de empresa de impacto positivo. Un modelo que se fundamenta en asumir como prioridades propias las urgencias planetarias que determina el modelo económico del Donut desarrollado por Kate Raworth. Interiorizarlas en nuestras metas estratégicas y contribuir a ellas mediante nuestros proyectos y planes de acción», afirma.
Atribuye, aunque sin mencionarlo, que la una mayor afluencia y la sensación de masificación se deben al alquiler vacacional. «El incremento de afluencia y la sensación de masificación no viene del aumento de plazas hoteleras. Viene de una nueva forma de visitar un destino que sin duda hay que ordenar, que no está sujeto a la elevada inflación regulatoria a la que estamos sujetos los hoteles y que a largo plazo tendrá un impacto negativo en la prosperidad de las Islas», indica.