La Cooperativa Ramadera d'Eivissa Carn & Coop empezó a gestarse en el año 2020, en plena pandemia de coronavirus. «En la época del covid, el que más el que menos tenía otro trabajo, y al llegar la pandemia nos encontramos con más tiempo libre para dedicar al campo y a los animales. Ante la incertidumbre generada por la pandemia nos decidimos dar el salto para buscar alternativas», explica Vicent Juan, uno de los socios fundadores de la primera cooperativa ganadera de Eivissa, Carn & Coop, junto con Josep Sala, Esidro Ramis, Neus Costa, Alejandra Hospital, Xavi Prats, Raúl Prats y Carlos Escandell. Ocho personas entusiastas, amantes del campo y de los animales y que creyeron desde un principio en su proyecto. Según relatan Vicent Juan y Josep Sala, se decantaron por la fórmula de cooperativa porque la cooperativa agroalimentaria es una «figura muy arraigada a nivel nacional y tienen una delegación en Balears y empezamos con ellos para crearla de forma legal; era lo que más facilidad nos daba a la hora de dar forma a nuestro proyecto».
«Carn & Coop es una agrupación de ganaderos con un punto de venta propio, directo y sin intermediarios con la finalidad de dar cabida al máximo número de ganaderos y explotaciones, así como de promocionar la ganadería en la isla de Eivissa y fomentar las razas autóctonas de la isla», explican. En este sentido, trabajan con todas las razas autóctonas de la isla, excepto el conejo porque el matadero insular no tiene lineal para conejos. Sobre el proceso de creación de la cooperativa, Juan y Sala recuerdan que «es todo burocracia, pero el que la sigue, la consigue y, finalmente lo conseguimos, gracias también a que tuvimos el asesoramiento de Cooperativas Agroalimentarias. Fuimos bastante diligentes con el ‘papeleo', pero para empezar con el punto de venta sí que fue un poco más complicado por todos los requisitos legales y sanitarios que debes cumplir». Y es que, según explican dos de sus socios fundadores, «el tema cárnico, igual que el lácteo, es de los más exigentes en cuanto a sanidad. Así como el agricultor hortofrutícola puede poner un punto de venta en su explotación, en nuestro caso el canal de comercialización no tiene nada que ver; es más complicado». En este sentido, tienen que cumplir la misma legislación que grandes empresas y marcas, «desde el momento en que el animal sale del matadero a tu punto de venta los controles son muy estrictos», apuntan Vicent y Josep.
LA APERTURA. Una vez constituida la cooperativa, en abril de 2022 abrieron su primer y único, por el momento, punto de venta directa en Eivissa, ubicado en el Mercat Nou de Vila. Y no les ha ido nada mal, pues han conseguido aumentar la producción cárnica un 30% de un año para otro, algo que esperan seguir manteniendo. En este sentido, señalan que la «clave del éxito es que la carne sabe como en casa. Nuestros clientes nos dicen ‘es que sabe como el pollo que teníamos en casa'. Nuestra estructura es la que es y no podemos aspirar a trabajar como un gran supermercado, entre otras cosas, porque primamos la calidad frente a la cantidad», precisan.
En Carn&Coop trabajan con cordero, cerdo, pollos, huevos y embutidos que elaboran ellos mismos a partir de los animales de las fincas hermanadas en la cooperativa. También ofrecen productos elaborados, como salchichas o hamburguesas, que no tienen sulfitos ni gluten. Además, ofrecen ternera de pasto de Galicia, puesto que en Eivissa no existe este ganadería. Y es que están abiertos a trabajar con proveedores de fuera de Eivissa. Eso sí, deben cumplir una serie de requisitos: «Animales de pasto, que practiquen la ganadería extensiva, que sean razas autóctonas y siempre se debe poner por delante el bienestar animal. Trabajamos con esta ternera de Galicia porque en su momento se estuvo mirando con raza menorquina, pero no podían garantizar el servicio semanal y el transporte no lo tenían controlado y, al final, si tienes un mostrador debes tener género suficiente», apunta Sala.
Actualmente, cuentan con 10 socios, además de los ocho fundadores, y tienen contratados a cuatro carniceros. «Es un organismo vivo y en constante crecimiento; cuantos más seamos, más fuertes seremos», explican y, precisan que cualquier tipo de extensión ganadera por pequeña que sea pueden ser socios. De hecho, en Eivissa la mayoría de fincas, a diferencia de Menorca y Mallorca, son pequeñas de entre 15 y 30 cabezas, siendo las más grandes aquellas que tienen entre 60 y 80 cabezas de ganado. Entre los problemas a los que se enfrentan están la sequía, con el consiguiente aumento de costes del forraje para alimentar a los animales, así como los ataques de perros a ganado, algo para lo que siguen exigiendo soluciones más efectivas a las administraciones.