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Supermercados vs restaurantes

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Este verano en Eivissa y Formentera los turistas han llenado los hoteles y las playas, pero muchos restaurantes no han hecho la caja esperada. Los datos de los mayoristas de alimentación lo confirman: mientras los supermercados aumentaron sus compras en julio y agosto, la mayoría de los restaurantes las redujeron. Es decir, no faltaron visitantes, faltó consumo en la hostelería. Y cuando agosto no funciona, septiembre y octubre no salvan la temporada. La contradicción es brutal: con una ocupación hotelera que superó el 90% en las Pitiusas, bares y restaurantes deberían estar a rebosar. Sin embargo, julio se mantuvo en línea y en agosto la restauración se resintió.

¿Se ha producido un cambio de hábitos? Lo que se observa es que el turista prefiere llenar la nevera del apartamento con cerveza y bocadillos del supermercado antes que sentarse en un restaurante. Y ese desvío del gasto, visto de manera agregada, significa mucho cuando hablamos de márgenes. No hay que ser un lince para anticipar que este escenario puede desembocar en cierres anticipados y en impagos a proveedores. Porque aquí no hablamos solo de facturación más baja, hablamos de una cadena de impagos que se está cocinando. Y el círculo vicioso dejará en la cuneta a los negocios más frágiles. ¿Recuerdas la frase de Warren Buffett?: «Cuando baja la marea se descubre quién nadaba desnudo».
En la práctica, la isla ya lo está notando. Restaurantes que antes resistían hasta final de temporada van a echar el cierre antes de tiempo. Y detrás de cada persiana bajada hay nóminas que se retrasan, alquileres que se acumulan y proveedores que esperan un dinero que no llega.

El gran error sería pensar que esto es un bache pasajero. No lo es. Lo que estamos viendo es un cambio estructural: el turista de hoy no es el mismo que sostuvo la restauración en la última década. Y si el modelo de negocio no se ajusta a ese nuevo perfil, los números no saldrán ni este año ni los próximos. El mensaje es duro, pero claro: Eivissa no sufre por falta de turistas, sufre porque el consumo se ha desplazado. En resumen: Buffett diría que la marea del Mediterráneo baja cada otoño. Ahí se verá quién ha trabajado con previsión y quién confiaba en que agosto pagaría sus cuentas. Lo urgente no es lamentarse, es rediseñar una propuesta para que la caja aguante. Porque lo que está en juego no es el margen, podría ser la supervivencia.

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