El discurso pronunciado ayer por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en el congreso del Partido Popular Europeo (PPE) en la ciudad alemana de Bonn causó un gran revuelo en Italia, donde el presidente de la Cámara Baja, Gianfranco Fini, puso, una vez más, distancia respecto a su jefe de formación.
En una exposición que dedicó, entre otras cosas, a definirse como un «súper» primer ministro «con dos cojones» y a hacer un chiste sobre el Papa, el presidente de Estados Unidos y él mismo, 'Il Cavaliere' atacó de nuevo a los magistrados italianos, en otro episodio de la batalla abierta contra la Justicia que no le es afín.
En esta ocasión, el presidente del Ejecutivo de Italia afirmó ante los delegados de las formaciones de su mismo signo político que en su país la soberanía popular había pasado del Parlamento a los jueces, aunque, dijo, esto es una situación transitoria, pues su Gobierno trabaja para reformar la Constitución.
Tal afirmación fue inmediatamente contestada a través de un comunicado de prensa por Fini, presidente precisamente de una de las dos cámaras que componen el Parlamento de Italia y que es además el segundo de a bordo del partido político de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PDL).
«Es ciertamente verdad que la soberanía pertenece al pueblo, pero el presidente del Consejo (de Ministros) no puede olvidar que ésta se ejercita en las formas y límites que establece la Constitución», señala Fini.
«Y es asimismo incontestable -añade- que los artículos 134 y 136 indican claramente el papel de garantía ejercitado por la Corte Constitucional», la misma que el pasado octubre invalidó la ley de inmunidad a los cuatro mayores cargos del Estado y que propició que se reanudaran las dos causas que Berlusconi tiene pendientes con la Justicia.
Por otra parte, el secretario de Estado de Economía italiano, Nicola Cosentino, se salvó ayer del arresto tras ser acusado de supuesta complicidad con el clan mafioso de los Casaleses, de la Camorra napolitana, después de que la Cámara de los Diputados rechazara la petición para su detención.
La Cámara de los Diputados denegó la petición de arresto de Cosentino, diputado por el partido del Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi, por 360 votos a favor y 260 en contra en un escrutinio secreto. La fiscalía de Nápoles acusa a Cosentino, que es además coordinador regional del PDL en Campania (sur), de «participación externa en asociación mafiosa».