El presidente del Gobierno italiano, Silvio Berlusconi, abandonó ayer el hospital San Raffaele de Milán, donde se encontraba ingresado tras resultar herido por una agresión el pasado domingo, e instó a rebajar los tonos de la política italiana para que su dolor «no sea inútil».
Berlusconi salió en automóvil del hospital, saludó con la mano desde su interior a los periodistas que se agolpaban a la salida y se dirigió a su residencia en Arcore, a las afueras de Milán, donde tendrá que pasar 15 días de reposo total, según las recomendaciones médicas.
Visita al dentista
El vehículo en el que viajaba circuló muy despacio ante los periodistas para permitirle saludar con la mano. Antes de ir a su residencia, pasó por su dentista, que le reconstruyó los dos dientes que tiene rotos.
Inmediatamente después de que le dieran el alta, Berlusconi emitió un comunicado en el que instaba a la política italiana «a la calma y a la honestidad». «Si de lo que ha ocurrido sale una mayor consciencia de la necesidad de un lenguaje más calmado y más honesto en la política italiana, entonces este dolor no habrá sido inútil», afirmó.
Asimismo, aseguró que de estos días recordará «dos cosas», «el odio de unos pocos y el amor de tantos, tantísimos italianos». «A unos y otros prometo lo mismo: seguiremos yendo hacia adelante con más fuerza y más determinación que antes por el camino de la libertad», agregó.
El primer ministro italiano podría ingresar en las próximas horas en la clínica Ars Medica de Gravesano (Suiza), especializada en cirugía ortopédica, según hicieron público los diarios Le Matin y Ticino Online.