El Vaticano denunció ayer su «indignación» por la profanación de las tumbas de dos cardenales que, según la Santa Sede, se llevaron a cabo ayer durante el registro del arzobispado de Malinas-Bruselas.
En un comunicado de prensa divulgado ayer, el Vaticano expresa «estupor» por el modo en el que se llevaron a cabo los registros, realizados también en la vivienda personal de un cardenal y que pretendían buscar documentos que corroborasen una denuncia de abuso sexual a menores por parte de miembros de la Iglesia Católica.
El Vaticano informa además de que ha transmitido personalmente su «indignación» sobre los hechos al embajador de Bélgica ante la Santa Sede, Charles Ghislain, a través del secretario de Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti.
En la nota, la Santa Sede asegura que durante los registros se produjo «la profanación de las tumbas de los cardenales Josef-Ernest Van Roey y Léon-Joseph Suenes, difuntos arzobispos de Malinas-Bruselas».
Confidencialidad rota
«A la consternación por tales acciones, se añade el lamento por algunas infracciones de la confidencialidad, a las que tienen derecho propio esas víctimas por las que se han llevado a cabo los registros», reza el comunicado.
Por otra parte, la Fiscalía de Bruselas decidió ayer mantener el cargo de atentado contra el pudor en la investigación abierta a la Iglesia católica de Bélgica por la supuesta ocultación de casos de pederastia.
Así lo aseguró el portavoz de la Fiscalía, Jean-Marc Meilleur, después del registro de la catedral y la vivienda personal de un cardenal y ex arzobispo en busca de posibles documentos incriminatorios. Asimismo, Meilleur confirmó sólo la apertura de una tumba en la catedral, en la que sospechaban que podían enconderse documentos.