La misión de expertos de la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) presionó ayer al Gobierno griego para que acelere las reformas estructurales, una condición para que el país pueda acceder a nuevos tramos de ayuda crediticia exterior.
Tras una semana de minuciosa inspección, los expertos entregaron ayer sus recomendaciones al ministro de Finanzas griego, Yorgos Papaconstantínu, en un informe que repasa el estado de las cuentas públicas del país más afectado en la eurozona por la crisis.
Los expertos están satisfechos con las reformas logradas desde mayo y dan por seguro que Grecia recibirá el segundo tramo de ayuda -de 9.000 millones de euros el 13 de septiembre- procedente de los socios la zona del euro y del FMI, según los detalles del documento filtrado a la prensa económica helena.
Grecia ya obtuvo en mayo 20.000 millones de euros, en el primer tramo crediticio del paquete de 110.000 millones euros acordado por el FMI y la eurozona para salvar al país de la bancarrota.
Sin embargo, para recibir el tercer tramo de ayuda en diciembre, también de 9.000 millones, Grecia tendrá que aplicar aún mayores subidas de impuestos con el fin de recaudar unos 4.600 millones de euros adicionales para 2011.
Este año el IVA ya ha subido cuatro puntos, del 19 al 23%, además del incremento de los gravámenes sobre el tabaco, el alcohol y los combustibles.
Según los medios griegos, entre las 13 recomendaciones hechas a Atenas, Grecia debe de acelerar también en lo que resta del año la liberalización de las profesiones «cerradas» para reducir las presiones inflacionistas, entre ellas se incluyen a abogados, taxistas, transportistas, arquitectos, ingenieros, notarios y farmacéuticos.
También se recomienda que el país liberalice el sector energético y privatice el 40% de las centrales eléctricas, lo que prevé un choque con el poderoso sindicato del sector.
Ahora las miradas se dirigen hacia el sistema financiero irlandés. La agencia de calificación de riesgo Fitch advirtió ayer de que el principal problema de la banca irlandesa es la financiación, aunque consideró que las instituciones financieras de este país están en condiciones de hacer frente a este desafío.
En su informe semestral sobre las perspectivas de la banca irlandesa, Fitch Ratings indica que la financiación sigue siendo limitada en el sistema bancario, sobre todo desde el final en septiembre del programa estatal de garantía de la deuda no híbrida.