La Bolsa española bajó ayer el 3,22 por ciento y perdió el nivel de 10.400 puntos afectada por la caída de las plazas internacionales y la desaceleración económica. El mundo financiero teme una nueva recesión después de que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, expresara en la noche del martes su pesimismo sobre la evolución de la economía de Estados Unidos.
El índice de referencia del mercado español, el Ibex-35, cayó 343,70 puntos, equivalentes al 3,21 por ciento, la octava mayor caída del año, hasta 10.374,80 puntos. Las pérdidas anuales aumentan hasta el 13,11 por ciento. En Europa, con el euro a 1,289 dólares, Milán bajó el 3,2 por ciento; París cayó el 2,74 por ciento; el índice Euro Stoxx 50, el 2,71 por ciento; Londres, el 2,44 por ciento, y Fráncfort, el 2,1 por ciento.
Desaceleración
La Bolsa española comenzó la sesión con una caída moderada que le acercaba al nivel de 10.600 puntos y que se apoyaba en el retroceso de Tokio el 2,7 por ciento esta madrugada y en la bajada del 0,5 por ciento de Wall Street la víspera. El mercado neoyorquino había reducido sus pérdidas en la sesión anterior después de que la Reserva Federal -banco central- mantuviera los tipos de interés, indicara que continuará con su política monetaria -tipos bajos- y señalara que la actividad económica se desacelera.
Esta realidad, unida a un menor crecimiento de la economía china, según los datos conocidos ayer, condicionaban el inicio de la jornada en la Bolsa española, que también asumía la rebaja de las previsiones de crecimiento del Banco de Inglaterra para la economía británica el próximo año, del 3,4 al 2,5 por ciento.
Con los datos del déficit comercial de Estados Unidos, que creció cerca del 19% en junio, el mercado amplió sus pérdidas, mientras el petróleo se negociaba a menos de 78 dólares y el euro, que había empezado el día en 1,31 dólares, se cambiaba por debajo de 1,29 unidades. El índice Dow Jones de Industriales perdió ayer el 2,49% al cierre de una sesión en la que imperó un fuerte tono vendedor en la Bolsa de Nueva York, como reflejó de una mayor preocupación por el ritmo de avance de la economía mundial.