La economista Dilma Rousseff, de 62 años y miembro del Partido de los Trabajadores (PT), fue elegida ayer primera presidenta de Brasil al conseguir el 55,85% de los votos, según el Tribunal Superior Electoral (TSE).
Su rival, José Serra, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), consiguió el 44,15 de los votos, señaló el presidente del TSE, Ricardo Lewandowski.
Ésta es la segunda derrota que sufre Serra en su aspiración presidencial, puesto que en 2002 fue derrotado también en segunda vuelta por Lula. En esa ocasión, Lula consiguió el 61,4% de los votos, y Serra, el 38,6%.
Vaticinios
El resultado oficial se aproxima a lo que habían vaticinado las encuestas de las últimas semanas, que daban a Rousseff cerca del 55% de las intenciones de voto y a Serra diez puntos menos.
La primera mujer elegida para gobernar Brasil tuvo el respaldo de una amplia y variopinta coalición de diez partidos que encabeza el PT, pero que tiene como principal fuerza al Partido del Movimiento Democratico Brasileño (PMDB), de centro derecha, al que pertenece su compañero de fórmula y ahora vicepresidente electo, Michel Temer.
En el PMDB conviven diversas tendencias ideológicas, pero sus más representativos dirigentes son históricos y férreos adversarios del ideario socialista que guió a los militantes e intelectuales que, convocados por Lula, fundaron el PT en 1980.
En sus primeros estatutos, fiel a los principios marxistas, el PT se definía como un «partido sin patrones» y como «adversario» de «banqueros», «latifundistas» y «multinacionales».
En 1989, cuando Lula aspiró por primera vez a la presidencia, los estatutos fueron suavizados y un año después fue expulsada la facción trostkista Causa Obrera.
Entonces, toda referencia a la «dictadura del proletariado» fue eliminada de los documentos del PT y sustituida por la «búsqueda de una revolución democrática», y las purgas continuaron con la expulsión del grupo marxista Convergencia Socialista, en 1992.
La última depuración fue en 2003, cuando cuatro parlamentarios fueron sumariamente expulsados y fundaron el Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
En 2005, el PT perdió otros ocho diputados. Ante la desbandada en su formación, Lula se apoyó en el PMDB, al que ofreció varios ministerios.