La recién liberada activista prodemocrática y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha hecho hoy un llamamiento a la "unidad" ante los cientos de personas que se han acercado a celebrar el fin, este sábado, de siete años y medio de arresto domiciliario ininterrumpido.
"Hay un momento para estar tranquilos y hay un momento para hablar. La gente debe trabajar al unísono. Sólo así conseguiremos nuestro objetivo", declaró a sus simpatizantes antes de regresar a su casa en Rangún, donde ha permanecido enclaustrada 15 de los últimos 21 años, para mantener una reunión con sus abogados y con altos oficiales de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (NLD).
Aung San Suu Kyi, hija de Aung San --el héroe nacional que logró la independencia de Reino Unido en 1947 y posteriormente asesinado--, ha sufrido intermitentes arrestos domiciliarios desde 1990, cuando los militares anularon las elecciones generales en las que resultó victoriosa. Esta situación le valió la concesión del Premio Nobel de la Paz en 1991 por ser un "extraordinario ejemplo del poder de los que no tienen poder".
Tras el levantamiento del arresto domiciliario en 1995, Suu Kyi vivió cinco años de restricciones que concluyeron con un nuevo cautiverio en su residencia entre entre 2000 y 2002. Su último calvario comenzó en mayo de 2003, cuando fue detenida tras un enfrentamiento entre miembros de la LND y las fuerzas de seguridad y condenada de nuevo a cuatro años de arresto domiciliario.
Este nuevo régimen de detención fue sucesivamente prorrogado en mayo de 2007 y de 2008 y, finalmente, en agosto de 2009, después de que las autoridades la condenaran por albergar durante dos días a un ciudadano estadounidense perturbado que se había introducido en su vivienda sin su consentimiento.