Miles de manifestantes marcharon ayer por las calles de Dublín para protestar contra el duro plan de austeridad cuatrienal del Gobierno irlandés, que prevé concluir este fin de semana sus negociaciones con la UE y el FMI sobre el rescate a este país.
Según la policía, la manifestación fue seguida al principio por unas 10.000 personas, aunque subió hasta las 50.000 a medida que ésta se acercaba hasta la emblemática Oficina General de Correos (GPO) en O'Connell Street, en el corazón de la capital, mientras que la organización habló de «100.000 o 150.000».
Con calles embarradas y resbaladizas, la asistencia al comienzo fue menor de la esperada por los sindicatos, que confiaban en convocar una gran concentración después de lanzar una campaña publicitaria en la red social Facebook.
El frío también pareció dejar en sus casas a los grupos que en los últimos años protagonizaron enfrentamientos con las fuerzas del orden en la capital, algunos de ellos vinculados a organizaciones de extrema izquierda y a disidentes del ya inactivo IRA.
A los pies del GPO, el escritor y columnista del diario The Irish Times Fintan O'Toole aseguró que el Gobierno ha declarado la «guerra» a los más pobres al empeñarse en salvar de la quema al sistema bancario nacional, el principal responsable, para muchos, de la grave crisis económica.
El plan prevé drásticos recortes en los servicios sociales, salarios, pensiones y un aumento general de los impuestos para ahorrar durante los próximos años 15.000 millones de euros y reducir el déficit público hasta el 3% del Producto Interior bruto (PBI) en 2014.