El hallazgo de nuevos cadáveres sitúa en al menos 400 el número de fallecidos como consecuencia del temporal que azota la región serrana del estado brasileño de Río de Janeiro, informaron hoy fuentes oficiales.
El número de víctimas fue divulgado por las autoridades municipales de Teresópolis, Nueva Friburgo y Petrópolis, las ciudades más afectadas por las torrenciales lluvias que provocaron deslizamientos de tierras que sepultaron varias viviendas construidas principalmente en las faldas de las montañas.
En Nueva Friburgo, el número de víctimas mortales se sitúa en 169, entre las cuales se encuentran tres bomberos que participaban en las tareas de rescate, según el último boletín municipal.
Mientras, en el municipio montañoso de Teresópolis, ubicada a 85 kilómetros de Río de Janeiro, los muertos aumentaron hasta los 169.
Otras 39 víctimas se registraron en el municipio de Petrópolis, en donde los deslizamientos y las inundaciones afectaron principalmente áreas en el valle del río Cuiabá y del distrito de Itaipava, y 17 fallecidos más se contabilizaron en el área de Sumidouro.
Las búsquedas de desaparecidos prosiguieron sin interrupción en Nueva Friburgo y Teresópolis; mientras en Petrópolis fueron reanudadas este jueves tras haber sido suspendidas anoche debido a la falta de luz y al difícil acceso a las áreas más afectadas.
Las cifras de víctimas pueden aumentar aún más debido a que los bomberos continúan la búsqueda de personas declaradas como desaparecidas, cuyo número no ha sido establecido, y a que las lluvias no cesan.
En la madrugada de este jueves volvió a llover, pero no con la intensidad de los primeros días de la semana y sin que se registraran nuevos deslizamientos. Los meteorólogos prevén que las lluvias proseguirán en los próximos días.
Los bomberos hasta ahora no han conseguido llegar a Campo Grande, un barrio en las afueras de Teresópolis que quedó completamente aislado por los deslizamientos y en donde se calcula que los temporales afectaron cerca de 2.000 viviendas.
En las tareas de rescate participan cerca de 1.000 hombres de los Bomberos, la Defensa Civil, la policía y las alcaldías de la región, que cuentan con el apoyo de siete helicópteros, dos de ellos cedidos por la Marina de Guerra, que hoy anunció que montará un hospital de campaña en Nueva Friburgo.
Según la propia Defensa Civil, muchos de los barrios de las ciudades afectadas permanecían incomunicados por los derrumbes y los socorristas intentaban abrirse paso entre toneladas de barro para ayudar a las víctimas e iniciar la búsqueda de cadáveres.
El Gobierno anunció que liberará unos 780 millones de reales (cerca de 461,5 millones de dólares) para atender la emergencia.
Los gimnasios y las escuelas de las ciudades más afectadas fueron convertidas en improvisados campamentos para los sobrevivientes y para numerosas familias enteras que perdieron sus viviendas y no tienen para donde ir.
Lo ocurrido esta semana en Río de Janeiro es, según las ediciones de la prensa local de este jueves, una tragedia anunciada por la omisión de las autoridades para adoptar medidas preventivas y la repetición de desastres que se registran históricamente en esta época del año en el tercer estado más poblado de Brasil.
En enero del año pasado al menos 75 personas murieron en derrumbes ocurridos en diversas zonas del estado de Río de Janeiro, incluidas varias de las que ahora fueron sepultadas por el lodo.