Al menos una persona murió ayer y varias decenas resultaron heridas por los disparos del Ejército contra medio millar de personas que exigían reformas, en las cercanías de la plaza de Lulu, en el centro de la capital bahreiní. Esta es la primera vez que el Ejército, que el jueves se desplegó en las calles de Manama de manera simbólica, dispara contra los participantes en las protestas, que exigen desde el pasado día 14 reformas políticas y mejoras económicas.
Fuentes médicas agregaron que otra persona se encuentra en estado muy grave en el hospital de Al Salmaniya, donde se refugiaron los manifestantes, que continúan las protestas dentro del complejo médico. Desde el comienzo de las manifestaciones, al menos siete personas han muerto, cuatro de ellas el jueves durante el desalojo de la plaza.
Manama fue también ayer testigo de multitudinarias marchas a favor y en contra del régimen. Estos nuevos sucesos coinciden con una entrevista en la televisión estatal del príncipe heredero Bahreiní Salman bin Hamad al Jalifa, que instó a los bahreiníes a sentarse y a hablar.
División
«Es el momento de la tranquilidad» dijo Bin Hamad al Jalifa que advirtió de que «hoy Bahréin está dividido», a pesar que según expresó no distingue entre musulmanes suníes (minoría en el país a la que pertenece la familia real) y los chiíes. Por la mañana más de 15.000 personas al grito de «que caiga el régimen» se concentraron en la capital en el funeral de dos de las personas que murieron el jueves durante el desalojo por la fuerza de la plaza donde manifestantes pedían reformas.
Durante la marcha que tuvo lugar en la zona de Shifra, a las afueras de Manama, los participantes mostraron su descontento y rabia con las autoridades.