Portugal abrió ayer la campaña para las elecciones anticipadas del día 5, de resultado incierto, agobiado por la peor crisis económica en cuatro décadas de democracia y la austeridad impuesta por su rescate financiero.
Los dos partidos que han gobernado desde la Revolución de los Claveles de 1974, el Socialista (PS) y el Social Demócrata (PSD, centro-derecha), son los favoritos para ganar la votación, aunque su empate técnico en los sondeos puede complicar la formación de un Ejecutivo.
Sin carteles y con menos propaganda para honrar la austeridad que rige en esta nación de diez millones de habitantes, los políticos lusos iniciaron oficialmente la campaña con una tanda de mítines y concentraciones iguales a los que, de hecho, abundaban ya en las ciudades lusas desde hace semanas.
Los grandes protagonistas son el primer ministro en funciones, José Sócrates, de 53 años, y el líder conservador, Pedro Passos Coelho, de 46, que se muestra convencido de que va a acabar con los seis años de Gobierno socialista.
Sin embargo las encuestas le dan poco más de un 30% por ciento de las intenciones de voto, con uno o dos puntos porcentuales de diferencia respecto al PS y además con tendencia a la baja en las últimas semanas.
Sócrates, que ya perdió la mayoría absoluta en las elecciones de 2009, se enfrenta al desgaste de haber adoptado los más drásticos ajustes económicos que recuerdan los portugueses, pero con el apoyo total de su partido.
Tanto el PS como el PSD están comprometidos con el programa de ajuste financiero y reformas del Estado exigido por Bruselas y el FMI para salvar al país del colapso.
Además, se disputan el voto otros 15 partidos, aunque que sólo tres de ellos, dos marxistas (con un 20% de apoyo electoral) y uno demócrata cristiano (con el 12%) tienen posibilidades de llegar al Parlamento.
Está última formación, el CDS-PP (Centro Democrático Social-Partido Popular), la más conservadora, puede tener la llave del próximo Gobierno.