La francesa Christine Lagarde asumió ayer las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el compromiso de seguir «los más altos estándares de conducta ética» y una repleta agenda de trabajo en la que Europa ocupa un lugar destacado. La exministra de Finanzas fue recibida a su llegada a la sede del FMI por el hasta ahora director gerente en funciones, el estadounidense John Lipsky, y el decano del consejo ejecutivo del organismo multilateral, el egipcio Shakour Shaalan.
Lagarde, de 55 años, se reunió ayer con los empleados del Fondo, a quienes ha prometido trabajar duro para superar el difícil momento por el que atraviesa el organismo tras la dimisión del exdirector gerente Dominique Strauss-Kahn, acusado de intento de violación en Nueva York. «Sé que los recientes acontecimientos no han sido particularmente agradables para ninguno de vosotros ni para la institución en su conjunto», afirmó Lagarde en un correo electrónico enviado a los empleados, al que tuvo acceso la cadena CNN.
Emolumentos
El Fondo recibe a su primera mujer directora con nuevas condiciones. Así, Lagarde recibirá unos emolumentos anuales un 11% superiores a los actuales: 551.700 dólares, que incluyen un salario de 467.940 dólares (323.244 euros) más un complemento de 83.760, según su contrato difundido ayer por el Fondo. Además, en el contrato se especifica que la sucesora de Strauss-Kahn deberá seguir «los más altos estándares de conducta ética», con «integridad, imparcialidad y discreción», y que deberá evitar cualquier «apariencia de conducta inapropiada».
Ninguna de estas exigencias aparecían en el contrato que firmó Dominique Strauss-Kahn, a quien se le exigía como única condición «seguir los estándares de conducta aplicables al personal del FMI».