El primer ministro británico, David Cameron, prometió ayer más contundencia para atajar la ola de violencia que mantiene en vilo al Reino Unido y que se ha cobrado cuatro vidas y ha motivado 1.094 detenciones.
El jefe del Ejecutivo volvió a reunirse con su gabinete de crisis para evaluar la magnitud de unos disturbios sin precedentes, cuya intensidad disminuyó considerablemente en Londres pero afectó con virulencia a otras ciudades inglesas.
La más perjudicada ha sido Manchester, que experimentó «niveles de violencia y delincuencia sin precedentes» en sus calles que llevaron a 113 detenciones, algunas de ellas de jóvenes de 15 años.
En el área de Manchester, donde se incluye el suburbio de Salford, se incendiaron vehículos y comercios, que fueron saqueados por grupos de alborotadores, la mayoría adolescentes encapuchados.
Entre los puntos que han sido blanco de acciones vandálicas destaca la ciudad de Liverpool, donde hubo 50 detenciones, y la zona de West Midlands, con 163 detenidos, 109 de ellos en Birmingham.
En esa ciudad tres hombres asiáticos de entre 20 y 31 años, dos de ellos hermanos, fallecieron tras ser atropellados por un vehículo que arremetió contra un grupo que intentaba evitar saqueos en los comercios. Un hombre de 32 años fue detenido y está siendo investigado.
La virulencia de esos actos contrastó con una calma relativa y generalizada en las calles de Londres, donde un despliegue de 16.000 agentes logró mantener bajo control a la capital.
Cameron achacó la mejora de la situación en Londres al mayor número de agentes en la calle y dijo que la policía, si lo necesita, podría recurrir a cañones de agua y balas de goma para dispersar los disturbios.
En Londres la noche del lunes fue la más violenta, especialmente en los barrios de Croydon, donde ardieron edificios como una tienda de alfombras que funcionaba desde 1867, y Enfield, donde se quemó un almacén de Sony.
En Croydon, un hombre de 26 años sufrió heridas de bala que le causaron la muerte el martes, convirtiéndose en la primera víctima mortal de esta ola de disturbios.
Jóvenes y adolescentes
La violencia callejera está por lo general dirigida contra la policía y protagonizada por jóvenes de alrededor de 20 años y hasta menores, como demuestran las fotografías de sospechosos que divulgó ayer, por segundo día consecutivo, la Policía Metropolitana de Londres.
Ante la alarma generada entre la población, Cameron quiso tranquilizar a los británicos al asegurar que el Ejecutivo no permitirá que «una cultura del miedo» prevalezca en el Reino Unido.
La oleada de vandalismo callejero se inició el sábado en el humilde barrio de Tottenham, al norte de Londres, y adquirió proporciones inesperadas en días posteriores.